Los combates continúan en Misrata pese al anuncio de retirada de Gadafi
Las tropas del dictador reanundan los bombardeos contra posiciones rebeldes en el centro de la ciudad.-El régimen anunció ayer que suspendía las operaciones en la zona
Las tropas de Muamar el Gadafi han reanudado este domingo los bombardeos sobre Misrata pese a que los soldados abandonaron ayer sus posiciones en el centro de la ciudad y comenzaron una retirada que, a juzgar por los acontecimientos, es más aparente que real. Un portavoz rebelde ha confirmado esta mañana el inicio de la ofensiva de los gadafistas, que deja en papel mojado la promesa del régimen de cesar el acoso y ceder la iniciativa a las tribus locales.
Tras un cerco que se prolonga ya casi dos meses, la ciudad más castigada en la guerra libia sigue acumulando muertos mientras sus más de 300.000 habitantes malviven en medio de una grave crisis humanitaria. Misrata no acaba de liberarse del yugo del dictador. Y eso que ayer los rebeldes proclamaron eufóricos la victoria tras asistir incrédulos a la huida del enemigo. Pero este sigue agazapado a las afueras y descargando todas su furia contra el corazón de la tercera urbe libia.
"La situación es muy peligrosa", ha asegurado uno de los portavoces rebeldes por teléfono a la agencia Reuters. "Las brigadas de Gadafi han comenzado un bombardeo aleatorio en las primeras horas de la mañana. El ataque continúa. Sus objetivo es el centro de la ciudad, principalmente la calle Trípoli y tres áreas residenciales". Este mando insurgente no ha informado de bajas pero ha asegurado que los aviones de la OTAN sobrevuelan la ciudad, aunque no hay constancia de que hayan bombardeado todavía posiciones del régimen.
Mientras, en la capital rebelde de Bengasi no se fían de las verdaderas intenciones del régimen con su anuncio de abandonar Misrata. "No creo que sea una verdadera retirada", ha dicho Ahmed Bani, portavoz militar. Este responsable ha sugerido que los leales al presidente libio intentan agitar las tensiones entre Misrata y otras localidades vecinas y más tarde volver a la carga con la excusa de proteger a la población del ataque de las tribus. "Gadafi quiere que se interprete que el problema no está entre la gente y él sino entre la gente y las tribus".
El ministro de Exteriores británico, Willian Hague, cuyo país lidera la ofensiva militar en Libia, también ha expresado sus dudas sobre el verdadero alcance del repliegue. "Quizá comiencen a emplear a tropas sin uniforme y sin tanques, imitando el modelo de los rebeldes. Pero eso no significa que el régimen de Gadafi abandona Misrata", ha dicho a la BBC.
Retirada en falso
Las unidades de Gadafi aseguran que están dispuestas a levantar el dedo del gatillo en Misrata, pero aún no se sabe si es una estratagema o la asunción de su impotencia ante los ataques de la OTAN en la zona. Por lo pronto, tras anunciar el viernes que el Ejército se retiraba de la ciudad, el viceministro de Asuntos Exteriores, Jaled Kaim, ya matizó anoche que simplemente "suspende las operaciones" para permitir que las tribus gadafistas decidan si quieren resolver sus desavenencias con la población por las buenas o por las malas. Sea como sea, los rebeldes continúan acumulando cadáveres. Las bajas de ayer podrían estar en torno a la treintena, según fuentes médicas: el balance más luctuoso de las últimas jornadas, en las que la media estaba en 11 muertos.
Anoche los soldados de Gadafi no habían dejado del todo las afueras de la ciudad que han tenido cercada dos meses. La cadena Al Jazeera mantiene que los combates continúan en los alrededores de un hospital que las tropas gubernamentales usan como cuartel en la zona oeste. Y hacia medianoche se supo que un periodista francés que cubría el conflicto para un blog independiente recibió una bala perdida en el cuello y su vida corre peligro. Pese a todo, el mayor temor en la ciudad en estos momentos lo representan los explosivos colocados en el interior de los cadáveres y los coches abandonados. Las fuerzas rebeldes peinan las calles para eliminar estos peligros.
Difuso papel de las tribus
Imposible descifrar los planes del dictador respecto a la martirizada población, situada a 200 kilómetros de Trípoli, pero Kaim insiste en que "las tribus gestionarán la ciudad junto al pueblo de Misrata, y no el Ejército". En cualquier caso, no cabe duda de que la retirada de los militares es un serio revés para el coronel que ha sometido a Libia a un régimen de terror durante 41 años, y que ahora pierde terreno, muy lentamente, en todos los frentes.
Destaca una gran incógnita: ¿a qué se refería Kaim cuando apuntaba que las tribus se harían cargo de la ciudad? Es un asunto complicadísimo porque las lealtades de los grupos tribales, algunos divididos, son cambiantes, y apostar por Gadafi en la coyuntura actual no parece el valor más seguro. Abdelsalem, uno de los portavoces rebeldes en la ciudad, explicaba a Reuters que las tribus gadafistas representan una minoría en la región: "Hay solo dos asentamientos de partidarios de Gadafi en las afueras de la ciudad, y saben que cuando caiga el Gobierno ellos lo harán con él si lo apoyan ahora". Por eso Abdelsalem opinaba que lo que hará el coronel será pagar a mercenarios que se hagan pasar por miembros de las tribus y ataquen a la ciudad.
Si Gadafi termina abandonando la ciudad los planes de los rebeldes, en palabras de sus representantes, pasan por auxiliar al resto de levantados en la zona oeste del país. En las remotas montañas de esta zona del país, donde los combates han recibido poca atención internacional, la insurgencia lucha por resistir los embates del Gobierno. La noticia del fin del cerco de Misrta se ha celebrado como un gran augurio.
Desde hace dos días los rebeldes cuentan con un pasillo hasta la frontera con Túnez, algo que permite terminar con el aislamiento de sus posiciones en el oeste, aseguró un insurgente llamado Ezrine a Reuters.
Resulta difícil calibrar si una victoria de los insurrectos en Misrata tendría un efecto contagioso en otras ciudades, pero es improbable a corto plazo por el férreo control que los uniformados leales al tirano imponen en las localidades -Zauiya y Zauara? que acabaron cediendo en marzo ante la mayor potencia de fuego del Ejército libio. Se habla de redadas de miles de hombres, pero también se escucha en la oriental Bengasi que comienzan a resurgir ataques a los soldados en el occidente del país.
Los bombardeos de la OTAN, por timoratos que sean, tienen que estar haciendo mella. Por primera vez ayer, un avión no tripulado desplegado por Estados Unidos ejecutó su primer golpe. El Pentágono rehusó explicar detalles de esta operación, que se suma a decenas de ataques contra centros de comunicación, búnkeres, depósitos de armas, cuarteles, centros de mando... Una labor de desgaste que, unida a las sanciones económicas y al embargo de armas contra el régimen, puede minar la moral de la tropa. Pero como dice un portavoz del Consejo Nacional, el Gobierno de los sublevados en Bengasi: "El régimen puede resistir meses o colapsar inmediatamente".
En el plano diplomático, destaca la salida hacia Túnez del ministro de Asuntos Exteriores de Gadafi, Abdelati Obeidi. El régimen asegura que es un viaje oficial, pero tras las constantes deserciones cualquier movimiento de altos cargos del Gobierno resulta sospechoso. Obeidi ya realizó un viaje similar a principios de mes durante el que mantuvo contactos con diplomáticos de Grecia, Turquía y Malta.
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