El combate al narcotráfico centra el debate de la Cumbre del Plan Puebla Panamá
Los mandatarios reunidos en México reafirman su intención de impulsar la integración
El narcotráfico se convirtió ayer en el asunto dominante durante la Cumbre del Plan Puebla Panamá (PPP), que concluirá hoy en la ciudad mexicana de Campeche. La preocupación que desata en Centroamérica el poder económico y corruptor del tráfico de drogas, así como la violencia que genera, le han convertido en el protagonista de las conversaciones presidenciales de la reunión. El encuentro, encabezado por el presidente anfitrión, Felipe Calderón, tiene además como telón de fondo el deseo de integración de la región centroamericana.
Un encuentro entre Calderón y su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, sirvió para establecer las prioridades de sus respectivos países: ambos ordenaron reactivar los mecanismos políticos y de seguridad comunes y del Comité Bilateral de Cooperación contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas. La presidencia mexicana indicó que la idea es "fortalecer el combate frontal a la delincuencia organizada" y a los carteles mexicanos y colombianos que comparten o pelean por las rutas del tráfico de drogas hacia Estados Unidos y que en el camino utilizan los territorios de las naciones centroamericanas. Estos objetivos quedaron plasmados en un comunicado conjunto de Calderón y Uribe, que están de acuerdo "en fortalecer el libre comercio en la región e impulsar el compromiso con América Latina, la democracia y la responsabilidad social en ambos países".
En esta lucha, Estados Unidos desempeña un papel importante; por eso, los presidentes de Guatemala, Óscar Berger; Honduras, Manuel Zelaya, y El Salvador, Elías Antonio Saca, llamaron la atención de su colega mexicano sobre la importancia de diseñar una estrategia común para hacer frente al tráfico de drogas y de inmigrantes, al crimen organizado en su conjunto y la violencia que desatan las pandillas llamadas maras en las fronteras. Un campo de batalla en el que consideran indispensable el respaldo estadounidense.
Centroamérica tiene una frontera de 900 kilómetros con México, una porosa zona donde los narcos comercian con drogas, corrompen y crean focos de violencia. La frontera mexicana con Estados Unidos supera los 3.000 kilómetros y alcanzarla es el sueño de millones de indocumentados, muchos de ellos centroamericanos, así como de los poderosos carteles, que suelen dominar a las bandas que trafican con seres humanos y armas.
En la primera jornada de la cumbre, Felipe Calderón dijo que "México refrenda su compromiso con la integración de América Latina y el Caribe" y con el ideal de "trabajar con los de las demás naciones hermanas de Centroamérica y Colombia para impulsar el intercambio comercial, las inversiones, la seguridad, el desarrollo sustentable y la integración regional". Recordó que se han destinado más de 4.500 millones de dólares a 33 proyectos del Plan Puebla Panamá, una ruta en la que "hoy, con esta Cumbre, damos un paso importante en el avance de la integración de nuestra región".
Comunicado
En un comunicado conjunto, los presidentes participantes en el encuentro expusieron su voluntad de fortalecer el Plan Puebla Panamá, "a fin de procurar mejores condiciones de vida para nuestros pueblos, un manejo sustentable de nuestros recursos naturales y medio ambiente, potenciar las fortalezas de la región y contribuir a reforzar la integración mesoamericana".
Los objetivos de esta cumbre son modestos y pretenden más bien dar un nuevo impulso a un proyecto a veces relegado. La Cancillería mexicana lo resumió pidiendo que el PPP sea motor de desarrollo e integración regional y un eje articulador para alcanzar consensos y atraer inversiones para proyectos de interés regional. Todo ello, con la meta de edificar una región más competitiva y próspera.
El presidente Calderón, al fijar su posición sobre la política regional, precisó: "No alcanzaremos un futuro de prosperidad si persisten las terribles desigualdades entre nosotros, incluso aun dentro de un mismo territorio; concretamente los mexicanos no queremos ver a nuestro país dividido entre un norte próspero y un sur marcado por el atraso... Y lo mismo pensamos de nuestra América Latina: queremos verla fuerte, próspera, justa; una América Latina unida y libre".
En la cumbre participan los presidentes de Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá, además del primer ministro de Belice y el vicepresidente de Nicaragua.
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