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Reportaje:

El coloso de África desata la ira

Senegal inaugura un polémico monumento de 19 millones de euros, construido por norcoreanos, para celebrar el cincuentenario de su independencia

Se supone que representa el orgullo y la determinación de un continente que quiere salir de la miseria y del olvido. Pero, de momento, el Monumento al Renacimiento Africano, inaugurado ayer en Senegal, ha desatado una agria polémica en el depauperado país, que celebra hoy el cincuentenario de su independencia de Francia. El coste de la escultura, 19 millones de euros, ha irritado a la oposición, que ayer contraprogramó la ceremonia oficial con una manifestación de protesta. Y la escasa vestimenta de la figura femenina ha escandalizado en un país musulmán.

Una veintena de jefes de Estado fueron invitados a la fastuosa inauguración de la escultura. Erigido en una colina de Dakar, la capital, el coloso de bronce, con sus 50 metros, supera en altitud a la neoyorquina Estatua de la Libertad. Así lo ha querido el octogenario presidente de Senegal, Abdulaye Wade: imponente y triunfal, sugerente pero realista. Él mismo imaginó el diseño: una familia, padre, madre e hijo, que desafían con gesto heroico al viento, avanzando hacia el horizonte marino.

El presidente Wade, que ideó la estatua, quiere cobrar por 'derechos de autor'
El realismo socialista del monumento norcoreano es ajeno a la estética africana
La oposición critica el despilfarro en un país sumido en la miseria
Los musulmanes se sienten ofendidos por la efigie de la mujer semidesnuda
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Lo que probablemente el presidente no imaginaba era que a la población podía no gustarle tanta magnificencia, sobre todo porque Senegal tiene graves problemas económicos, carencias graves de servicios e infraestructuras y una tasa de paro del 48%. "Hay tres posiciones que se enfrentan en Senegal", comenta en conversación telefónica desde Dakar Djibi Diakhaté, sociólogo de la Universidad Cheikh Anta Diop. "Los que defienden el monumento, desde el punto de vista político y estético, alegan que es un símbolo del África libre de décadas de colonialismo y neocolonialismo. Pero para muchos no se puede aceptar que se gaste tanto dinero en un país donde hay gente que desafía la muerte en un viaje en patera para llegar a Europa". Diakhaté recuerda un dicho muy popular entre los candidatos a la emigración y que tiene que ver con España. "Barça ou barsaj [Barcelona o muerte]", barsaj en wolof, el idioma hablado en Senegal junto al francés.

Pero hay otras razones entre los detractores de la estatua. El 95% de los senegaleses son musulmanes, el 4% cristianos y hay un 1% de animistas, y "la gran mayoría de los musulmanes considera que la estatua es una forma de idolatría prohibida por la religión", dice Diakhaté. Y sobre todo "critican la representación de la mujer, demasiado desnuda". Dando cumplimiento a una fetua, los imanes del país dedicaron el sermón del viernes a lanzar dardos contra "el monumento de la vergüenza", diseñado en el más puro estilo del realismo socialista. Más puro, desde luego, no podía ser, ya que la obra ha sido realizada por el Mansudae Art Studio, el principal centro de producción artística de Corea del Norte.

No es la primera vez que los norcoreanos realizan obras de este estilo en África: además de contribuir a ensalzar el régimen de Kim Jong-il en su país, el centro artístico ha construido el Cementerio de los Héroes en Zimbabue, el Monumento de los Tres Jefes en Botsuana y otras obras colosales en países como Etiopía, Congo, Benín y Angola. Su representante en Europa y "en Occidente", como él mismo precisa, es el italiano Pier Luigi Cecioni. "El centro tiene en Pyongyang unas instalaciones de 120.000 metros cuadrados donde trabajan 3.000 personas, entre ellas 1.000 artistas", cuenta desde Florencia. Aunque Cecioni promocione sobre todo obras de pintura y no siga los proyectos como el de Dakar, no tiene duda: "Si yo tuviera que construir una megaestatua de bronce, se la encargaría a ellos".

No piensan lo mismo los opositores del proyecto, que han encontrado otro motivo de queja en el hecho de que la obra, en la que han participado 50 norcoreanos, sea tan ajena a la estética africana.

Desde el Gobierno rechazan las críticas y apuntan a que el proyecto, además de tener un "alto valor simbólico", fomentará el turismo. Un punto que tampoco ha estado exento de polémicas. El presidente Wade ha reclamado para sí, en concepto de derechos de autor, el 35% de los ingresos que se obtengan de las visitas de los turistas. El ministro de Comunicación, Mustafá Guirassy, en una reciente entrevista al periódico senegalés Le Soleil, defendió la petición como un "derecho legítimo", aunque después, a raíz de la polémica, se anunció que Wade canalizará el dinero a una fundación estatal. ¿Por qué no dar directamente el dinero al Estado? "Es lo que se pregunta la oposición", comenta Diakhaté. Algunos escépticos dudan sobre el impulso que el monumento dará al turismo. Como Abdulaye Kama, operador turístico que lleva años acompañando a visitantes españoles en el país. "Es algo más que se puede visitar, pero parece más una excusa para el autobombo".

Un taller de reparación de automóviles, ante el Monumento al Renacimiento Africano, en Dakar.
Un taller de reparación de automóviles, ante el Monumento al Renacimiento Africano, en Dakar.AFP

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