"Para acabar con la Camorra hace falta una rebelión popular"
Acabar con la Camorra es impensable si la acción del Estado no está acompañada por una amplia reacción popular en contra de la potente mafia napolitana. Hasta ahora no la hubo, y tampoco la acción del Estado italiano ha sido tan continua como parece necesario. Ésta es la opinión que Antonio Bassolino (Afragola, 1947) -presidente desde el año 2000 de la región de Nápoles, la Campania- expresa en una entrevista concedida en Madrid.
Bassolino, destacado miembro de la izquierda italiana, fue -como alcalde- el gran promotor del "renacimiento" que Nápoles vivió en mitad de los noventa. Su popularidad se reflejó en 1997 en una plebiscitaria reelección con el 73% de los votos. Pero las esperanzas de esos años no dieron los frutos deseados, y su popularidad se ha hundido bajo los golpes de una Camorra que no retrocede y del colapso del sistema de recogida de basura. La fase aguda de la crisis de los desechos parece superada, pero la gestión de Bassolino es cuestionada políticamente, y también ante los tribunales por presuntos delitos cometidos como comisionado para la crisis de los residuos.
"Hubo protestas contra vertederos legales y no contra los de los mafiosos"
Pregunta. La Camorra no retrocede. ¿Cómo es posible que tras 60 años de Estado democrático, con una economía avanzada y recursos, no se logre contener ese fenómeno?
Respuesta. La criminalidad organizada es un tema delicado en la historia del país. Lo es por la Cosa Nostra, organización muy diferente de la Camorra y que ha sufrido golpes duros. Había atacado instituciones del Estado: jueces, fuerzas de seguridad. Sobrepasó un límite, y eso desencadenó una reacción de la opinión pública. Lo es por la 'Ndrangheta [mafia calabresa], menos conocida en el extranjero, aunque sea quizá ahora la más poderosa. Y luego está la Camorra, que tiene características diferentes, menos jerárquicas. Es una organización más de masas, menos piramidal, y entonces más difícil de golpear. Pero en los últimos tiempos también hubo resultados importantes contra la Camorra. Es fundamental la continuidad de la acción del Estado.
P. ¿Hubo esta continuidad en el pasado?
R. Es difícil decir que hubo continuidad en el pasado... lo que puedo decir es que últimamente, tanto con el Gobierno de [Romano] Prodi como con el de [Silvio] Berlusconi, ha habido un esfuerzo importante. Aún así, creo que para derrotar a la Camorra es también necesario que se desate contra ella una rebelión popular, una gran reacción de la opinión pública nacional. Como contra la Mafia siciliana tras el asesinato de [los jueces] Falcone y Borsellino. Con la Camorra es más difícil, porque mata a todo tipo de gente, hasta inmigrantes...
P. Hablando de inmigración... La prioridad del Gobierno de Berlusconi parece haber sido hasta ahora la inmigración ilegal y la llamada emergencia gitana. ¿No cree paradójico que en un país donde existen la Cosa Nostra y la Camorra, la prioridad sean los gitanos e inmigrantes?
R. Es evidente que en materia de inmigración tenemos opiniones divergentes. Pero yo creo, y lo digo como persona de orientación política muy distinta de la del Gobierno actual, que el esfuerzo del ministro [del Interior, Roberto] Maroni en la lucha contra la Camorra, es serio, importante.
P. La Camorra tiene que ver con el colapso del sistema de gestión de los residuos vivido en Nápoles hace unos meses. ¿Cómo van las cosas?
R. Hemos salido de la fase aguda de la emergencia gracias al esfuerzo conjunto del Gobierno central y las instituciones locales. Pero hay que seguir para salir definitivamente del problema. Noto una mayor disponibilidad de los ayuntamientos. Hasta hace poco, había una protesta constante. Una locura.
P. ¿Cómo se llegó a ese caos?
R. Puede pasar en otros sitios. Se empieza diciendo: "Aquí no, no en mi patio, no en mi municipio". Ahora tenemos que lograr un ciclo completo y controlado de la gestión de la basura. Pero dañaría a la Camorra. Ellos se han enriquecido con el tráfico clandestino de desechos industriales y tóxicos. La paradoja es que mientras se protestaba contra vertederos legales, no había ninguna protesta contra los de la Camorra.
P. Quizá la gente no quería los vertederos legales porque creía que la Camorra también habría logrado meter allí residuos tóxicos sin tratar.
R. No lo creo. La dificultad ha sido explicar la verdad: que los posibles daños para la salud no vienen de los vertederos legales. Pero las cosas están cambiando. Noto un clima diferente.
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