"Vivimos el final del sistema político tradicional en Argentina"
Relajada en el salón de su casa situada en una céntrica avenida de Buenos Aires, donde las pinturas modernas se alternan con las tallas de santos, Elisa Carrió (Resistencia, Chaco, 1956) asegura que la del próximo 28 de octubre es su última elección presidencial. Las encuestas señalan que la líder de la Coalición Cívica, que se define como "una liberal, cristiana, ecléctica" es segunda por detrás de la candidata oficialista, Cristina Fernández de Kirchner, aunque con unos 20 puntos de diferencia. Lilita, como se la conoce en Argentina, asegura que la distancia real es mucho menor y que, en caso de haber desempate, será la próxima presidenta de Argentina.
Pregunta. ¿Tiene tiempo en una semana que queda de campaña de remontar la distancia con la candidata del oficialismo para forzar una segunda vuelta?
"Es muy interesante que seamos dos mujeres quienes encabezamos las encuestas"
"Va a haber una elección sumamente competitiva. Si hay desempate, yo soy presidenta"
Respuesta. Hay una gran cantidad de indecisos y muchísima gente que no quiere votar a Cristina Kirchner. Hay que ver cómo se resuelve ese voto. Eso, sumado a que tenemos una distancia consolidada de 10 puntos sobre el tercero y cuarto clasificados, da que no sólo va a haber segunda vuelta, sino además una elección sumamente competitiva. Si hay desempate, yo soy presidenta de la República. Es muy difícil asegurar que el voto en todo el país no va a experimentar cambios respecto a las encuestas, cuando así ha sucedido en numerosas elecciones provinciales, sobre todo en los grandes distritos electorales: Capital Federal, Santa Fe y Córdoba. Esos cambios fueron en contra del oficialismo.
P. La oposición llega desunida. ¿Ha tratado usted de negociar una candidatura única de oposición?
R. Hoy vivimos el final del sistema político tradicional argentino, algo que se expresa en que ni el símbolo del Partido Justicialista ni el de la Unión Cívica Radical aparecen en ninguna papeleta y está emergiendo un nuevo escenario con mucha fragmentación. Por primera vez en la historia de Argentina, una tercera fuerza puede acceder a la presidencia del país y mi liderazgo es la continuación histórica de terceras fuerzas que siempre han pactado con una de las dos fuerzas tradicionales, pero nosotros no lo hemos hecho, sino que hemos ampliado la Coalición Cívica. Porque la tercera fuerza no puede correr el riesgo de incurrir en las viejas prácticas. Hemos intentado pactar con algunas nuevas fuerzas, pero no ha sido finalmente posible. En cualquier caso, sin pactar yo creo que estamos en el 28% de voto.
P. ¿Y por qué dos mujeres encabezan las encuestas?
R. En 2003 mi candidatura era una opción de mujeres y jóvenes y ahí sufrí una enorme discriminación por ser mujer, pero creo que eso abrió camino y en esta campaña está todo mucho más normalizado. Pero es muy interesante que quienes lideran las encuestas sean dos mujeres que expresan dos modelos políticos tan opuestos y con estéticas tan diferentes. Es maravilloso. Yo soy David y ella es Goliat.
P. ¿Cómo piensa abordar el problema de los inversores de todo el mundo que no aceptaron el canje de la deuda realizado por Néstor Kirchner en 2005?
R. Hay dos temas de la deuda: queremos pagar la deuda con el Club de París y no nos importa someternos a una auditoría del Fondo Monetario Internacional, porque tenemos un plan económico consistente. Sobre ese 20% de deuda que no entró en el canje, queremos honrarla, pero en las condiciones de pago de Argentina, pero aclarando además que el modo en que acordó Roberto Lavagna [actual candidato opositor y ex ministro de Economía de Kirchner] el pago de la deuda es altamente beneficioso para los deudores, o sea que van a ser unas condiciones más duras de negociación.
P. ¿Cómo define la política exterior de Kirchner y cuál propone?
R. Argentina no tiene política exterior, sino una sesión fotográfica con predilección por España. Hay que ir hacia una alianza estratégica con Brasil en vez de entrar en competencia con ellos. Son economías y culturas complementarias. Hay que tener buenas relaciones con Venezuela, pero dejar de tener relaciones carnales con [Hugo] Chávez, que además me parecen de lo más vulgares, y fomentar las relaciones Sur-Sur (Suráfrica-India-China) y mantenerlas en buenos términos con EE UU, México y Europa.
P. ¿Y la relación con España?
R. Tiene que ser una relación seria y madura sin negocios cruzados y con mayor transparencia política. En términos de negocios, la relación entre Argentina y España en la década de los noventa ha tenido rasgos vergonzosos para ambos países. Y se han investigado algunos de ellos.
P. En las relaciones con España siempre aparece el tema de las tarifas que aplican las empresas españolas y que están congeladas desde hace años. ¿Cómo piensa abordarlo?
R. El sistema económico va a requerir un orden para no lastimar más la sociedad, porque Kirchner parece que lo hace todo pensando en que yo voy a ser presidenta y no su esposa. En este marco se van a analizar las tarifas. Hay que subsidiar a la demanda, pero no a la oferta y hay que reestructurar la economía. Por ejemplo, en el mercado eléctrico ha ingresado mucho capital cercano al Gobierno de origen poco claro. Hay que poner una cuota de previsibilidad.
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