Turquía se ofrece a mediar para evitar sanciones a Irán
Teherán cree que Ankara puede defender su postura
Turquía intenta salvar la propuesta de intercambio de uranio que la comunidad internacional ha ofrecido a Irán antes de que la ONU castigue a este país con nuevas sanciones. Su ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, se ha entrevistado hoy en Teherán con el presidente Mahmud Ahmadineyad y otros responsables iraníes. Aunque se desconoce el resultado de sus gestiones, su homólogo iraní, Manuchehr Mottaki, ha admitido la capacidad de Ankara para ayudar a los extranjeros a "entender mejor Irán".
"Turquía conoce bien las posiciones de Irán, lo que puede ayudar a otros a entender mejor Irán", ha declarado Mottaki tras la reunión. El ministro iraní de Exteriores se ha referido sin embargo a sus conversaciones con Davutoglu no como una mediación sino como "consultas", aunque ha dicho que Ankara es un asesor "importante" sobre la cuestión nuclear.
El Gobierno turco se ha postulado en varias ocasiones como mediador entre Occidente e Irán. De hecho, cuando Teherán expresó sus primeros recelos al intercambio de uranio, ofreció su territorio como lugar neutral para realizarlo, una propuesta que su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, reiteró el domingo en Qatar. Sin embargo, Davutoglu, a quien se considera el hombre detrás del paso de la política turca de "cero problemas" con los vecinos a la de "máxima cooperación", no mencionó ese extremo.
Callejón sin salida
"Hemos lanzado nuestras propias propuestas y añadido algunas ideas para romper el actual callejón sin salida", ha declarado no obstante el portavoz de Exteriores, Burak Ozugergin, a la agencia Reuters en Ankara.
"Existía gran expectación con la visita", ha confiado un diplomático europeo que describió su objetivo como "influir para que Irán se acercase a la propuesta de intercambio de uranio" de la comunidad internacional. Sin embargo, la misma fuente ha admitido que no se conocería el resultado de inmediato. "Incluso si su mensaje es bien recibido, tendrán que revisarlo y macerarlo. Llevará tiempo", ha asegurado.
"La relación entre Turquía e Irán tiene un gran potencial y queremos hacer uso de él para incrementar el volumen comercial entre ambos países hasta los 30.000 millones de dólares [22.000 millones de euros]", ha manifestado por su parte Davutoglu que también se reunió con Ahmadineyad y con el presidente del Parlamento, Ali Lariyaní. En la actualidad, sus intercambios se cifran en un tercio de esa cantidad, pero el objetivo no parece descabellado a la vista del reforzamiento de las relaciones desde la llegada al poder en Ankara de los posislamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo, en 2002.
Turquía es el único vecino de Irán que no pide visado a sus ciudadanos. Esa medida lo ha convertido tanto en destino de vacaciones para las clases medias iraníes que buscan un desahogo ante las constricciones morales de la República Islámica, como en una vía de escape para los opositores forzados al exilio por la represión tras las protestas poselectorales. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, 4.242 iraníes esperan en Turquía a que un tercer país les conceda asilo político, un 80% más que en las mismas fechas del año pasado.
Nuevas sanciones
El esfuerzo turco llega en un momento en que Estados Unidos está tratando de recabar apoyos para una nueva resolución sancionadora contra Irán en el Consejo de Seguridad. La secretaria de Estado Hillary Clinton, ha concluido hoy una visita a Qatar y Arabia Saudí en la que sugirió que las nuevas sanciones deben centrarse en la Guardia Revolucionaria, a la que acusó de estar convirtiendo Irán en una dictadura militar.
En una conferencia de prensa, el presidente Ahmanineyad ha recordado que el presupuesto de defensa de EE UU "es 80 veces mayor que el de Irán" y son ellos los que "intervienen militarmente en Irak y Afganistán". También ha quitado importancia al riesgo de sanciones diciendo que "no dañarán a Irán", pero ha añadido una velada amenaza al afirmar que cualquier país que las imponga "lo lamentará".
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