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Reino Unido expulsa a un diputado holandés muy crítico con el islam

El veto a Geert Wilders provoca un roce diplomático sin precedentes con La Haya

Geert Wilders, diputado de la derecha holandesa, vivió ayer "en un mundo al revés", como él mismo ha calificado su situación. Su Partido por la Libertad es legal y cuenta con nueve escaños en un Parlamento de 150. Su pasaporte está en regla y es un ciudadano de la UE con acceso libre a otro país comunitario. Pero Reino Unido, aliado tradicional de Holanda desde la II Guerra Mundial, le negó ayer la entrada por considerar que sus opiniones sobre el islam "comprometen el orden público y la seguridad nacional". Wilders había sido invitado para presentar en la Cámara de los Lores su documental Fitna, que vincula el Corán con el terrorismo. Pero su viaje concluyó en el aeropuerto de Heathrow, desde donde tuvo que regresar a Holanda horas después. El episodio ha provocado un roce diplomático sin precedentes entre los Gobiernos de La Haya y Londres y ha avivado el debate sobre los límites de la libertad de expresión.

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Invitado por lord Malcolm Pearson, miembro del antieuropeísta Partido de la Independencia del Reino Unido, Wilders se había desplazado a Londres a pesar de que el Gobierno británico le había declarado persona non grata. "Hoy es un día muy triste para la democracia británica, cuyo Gobierno conforma la mayor pandilla de cobardes de Europa", declaraba Wilders en cuanto puso un pie en suelo británico, rodeado de un séquito de periodistas y cámaras, y flanqueado por una pareja de guardaespaldas que le protegen de las amenazas de muerte recibidas a raíz de la difusión de su película Fitna (caos o destrucción, en árabe) en Internet.

La ministra del Interior, Jacqui Smith, responsable de la orden de prohibición, declinó todo comentario, aunque un portavoz de su equipo declaró: "Nos oponemos al extremismo en todas sus formas e impediremos la entrada al país a quienes propaguen el odio y los mensajes violentos".

La decisión cuenta con el apoyo de las filas laboristas y de la oposición liberaldemócrata. Los conservadores optaron por no pronunciarse. Lord Pearson acusó al Gobierno de pretender "apaciguar al islam violento" y recordó que la propia ministra Smith permitió, el pasado mayo, la entrada en Reino Unido del portavoz del grupo libanés Hezbolá, Ibrahim Musawi, a pesar de que promueve la aniquilación de Israel. "Estamos hablando de libertad de expresión", dijo Pearson, que aseguró que no compartía algunas opiniones del diputado holandés. "Geert Wilders está planteando uno de los asuntos más importantes de nuestro tiempo, que debería ser discutido, sobre todo, por los musulmanes moderados. Los terroristas usan citas de uno de los grandes libros religiosos para matar a inocentes".

La peripecia, que ha dado a Wilders una enorme notoriedad al no poder pisar la democracia parlamentaria más antigua del mundo, encierra lo que el político holandés califica de gran paradoja sobre los límites de la libertad de expresión.

En su tierra, la Fiscalía General del Estado prepara en estos momentos el pliego de acusaciones para el proceso que se instruye en su contra por calificar de fascista el Corán y compararlo con el Mein Kampf de Hitler. En su campaña contra el islam, Wilders se opone al uso del burka, los colegios musulmanes y la llegada de inmigrantes de dicho credo. También propugna la expulsión de los que no se integren. Pero sigue siendo un político libremente elegido en unos comicios democráticos.

Apoyado en esa realidad, dice que si hubiera sido un artista le habrían franqueado puertas que de otro modo le son cerradas. Ayaan Hirsi Alí, la ex diputada holandesa de origen somalí, que vive en EE UU y está amenazada por el integrismo musulmán, ha abundado en dicha ironía. "¿Qué queda del proyecto europeo de libre circulación de ideas y personas en la UE? No sobrevivirá si ni siquiera superamos su primera prueba", ha dicho.

Para que la paradoja sea completa, a Wilders, que dejó a los liberales para fundar su partido extremista, le critica todo el arco político holandés por su postura inflexible contra los musulmanes, una comunidad inmigrante que supera el millón de personas. Pero ayer, en Heathrow, le esperaba el embajador holandés en Londres, Pim Waldeck, para prestarle asistencia. Además, el ministro de Exteriores, el democristiano Maxime Verhagen, expresó a su homólogo británico, David Miliband, "su disgusto" ante el veto sufrido por Wilders. "La Cámara de los Lores debe decidir si la cinta Fitna puede verse, pero es lamentable que se le impida entrar en otro país de la UE", dijo.

Geert Wilders (izquierda), escoltado por un agente de policía, ayer en el aeropuerto de Londres.
Geert Wilders (izquierda), escoltado por un agente de policía, ayer en el aeropuerto de Londres.AP

Una frontera conflictiva

- Ibrahim Mousawi. Interior permitió la entrada del portavoz del grupo libanés Hezbolá pese a que promueve la aniquilación de Israel.

- Bounty Killer. El cantante de reggae jamaicano fue admitido a pesar de sus controvertidas letras sobre los homosexuales y la cultura de las pandillas.

- Yusuf al Qaradawi. Londres impidió la entrada del clérigo egipcio para proteger "la cohesión de la comunidad". Al Qaradawi describe a los terroristas suicidas como "mártires", y la homosexualidad como una "enfermedad".

- Louis Farrakhan. Líder estadounidense de la Nación Islámica, no pudo ingresar en Reino Unido porque sus opiniones "racistas y antisemitas" podrían amenazar el orden público.

- La empresaria estadounidense Martha Stewart y el rapero Snoop Dogg no pudieron entrar por tener condenas penales.

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