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Passos Coelho, un líder inexperto pero indemne del desgaste político

El líder del PSD ha afianzado su posición frente a un adversario hábil como Sócrates, aunque sin adquirir la estatura de líder indiscutible para gobernar un país al borde de la bancarrota

Pedro Passos Coelho (Coimbra, 1964) es un político precoz. Ingresó en las juventudes del conservador Partido Social Demócrata (PSD) a los 14 años, a los 16 estaba en la comisión política nacional, y con 20 años fue elegido secretario general de la organización. La suya ha sido una carrera política que ha transcurrido casi exclusivamente en el partido, hasta ocupar el puesto de líder máximo: presidente del PSD.

Padre de tres hijos en dos matrimonios, la experiencia partidaria de Passos Coelho contrasta con la bisoñez en el ejercicio de cargos públicos, que se reduce al puesto de diputado nacional y a su paso por la Administración municipal (Ayuntamientos de Amadora y Vila Real). Nunca ha sido ministro, ni subsecretario ni secretario de Estado. Lo que para sus detractores es una desventaja, es promisorio para sus defensores.

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Hijo de una familia de Trás-os-Montes, vivió su infancia en Angola, donde el padre trabajó como médico. Regresó a Portugal después de la revolución de abril de 1974, y pocos años después dio los primeros pasos en política. En su etapa de dirigente de la Juventud Social Demócrata (JSD) encabezó las protestas estudiantiles a finales de los años 80 contra el proyecto del Gobierno del entonces primer ministro Aníbal Cavaco Silva (PSD) de aumentar las tasas universitarias. Aquel enfrentamiento entre el político veterano y el alevín es el origen de una difícil relación que se mantiene hasta hoy, cuando Cavaco ocupa la Presidencia de la República.

Passos Coelho dejó el puesto de diputado en 1999 y fue el primer parlamentario en renunciar a la pensión vitalicia a la que tenía derecho. Una señal del comportamiento de un político, al que hasta no se conoce ningún episodio irregular. Pasó una larga temporada apartado de la política, concluyó la carrera de Ciencias Económicas e inició una vida profesional como consultor y en los sectores financiero, químico e inmobiliario. Su mentor fue Angelo Correia, que presidía el consejo de administración del grupo financiero Fomentivest, y del que Passos Coelho era vocal.

Correia apadrinó también su regreso a la política, que había experimentado notables cambios en Portugal. En mayo de 2008 compitió por la presidencia del PSD contra Manuela Ferreira Leite, una veterana próxima al presidente Cavaco. Passos Coelho proponía una revisión programática neoliberal. Fue derrotado. En las legislativas del año siguiente, Ferreira Leite perdió frente a Sócrates, que logró la reelección. En aquella campaña Passos Coelho brilló por su ausencia. En marzo de 2010 compitió de nuevo por la jefatura del partido, y esta vez sí logró el objetivo, aunque el PSD quedó dividido.

Como candidato, Passos Coelho ha ido de menos a más. Rodeado de un entorno débil, con políticos inexpertos sin el respaldo inequívoco de los barones del PSD, ha sido capaz de ir afianzando su posición, frente a un adversario hábil y correoso como José Sócrates. Ha ganado confianza en sí mismo, aunque sin adquirir la estatura de líder indiscutible para gobernar un país al borde de la bancarrota. En los próximos meses, la nueva cara de la derecha despejará las dudas de quienes le reprochan inexperiencia.

El líder del PSD, Pedro Passos Coelho, deposita su voto en un colegio de Alfornelos, cerca de Lisboa.
El líder del PSD, Pedro Passos Coelho, deposita su voto en un colegio de Alfornelos, cerca de Lisboa.EFE

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