Obama y Cameron ponen al día su alianza "esencial"
Los Comunes acogen por primera vez el discurso de un presidente de EE UU
La visita oficial del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Reino Unido pretende certificar que la alianza entre esas dos naciones, por encima de necesidades coyunturales y pactos circunstanciales, sigue siendo "esencial" para la preservación de la seguridad y la democracia en un mundo más diverso, con múltiples focos de poder y un creciente desafío al predominio de Occidente.
Estos no son los tiempos en los que Winston Churchill y Harry Truman se repartían zonas de influencia con la única rivalidad de la pujante Unión Soviética. James Cameron, el primer ministro británico, y Barack Obama dirigen hoy potencias disminuidas sin recursos ni argumentos para sostener sueños de grandeza. Personalmente, tampoco tienen mucho en común. Cameron es un producto de esa élite inglesa cuyas pasiones, desde hace dos siglos, han sido un brandy en el club privado y una buena carga de caballería en alguna lejana colonia. Obama es un mestizo de clase humilde que se forjó en el trabajo social en los barrios más deprimidos de Chicago. El primero es conservador y el segundo progresista.
Ambos comparten, sin embargo, algo que está muy por encima de esas diferencias: un sentido de la misión histórica de sus países, una responsabilidad de defender, frente a cualquier enemigo, valores que fueron tan determinantes para construir el prestigio británico a lo largo de la historia como para levantar en EE UU la gran potencia que es hoy. Estos dos países son las dos democracias más enraizadas y funcionales del planeta y, en calidad de tal, cumplen en esta visita oficial el rito de actualizar sus intereses comunes.
EE UU tiene en Europa aliados de más peso que Reino Unido; Alemania tiene mayor poder económico y Francia más influencia. Pero ninguno de ellos lo iguala en fiabilidad. Por esa condición, estas se han denominado históricamente "relaciones especiales". Ahora, Cameron y Obama quieren ascenderlas hasta la categoría de "relaciones esenciales".
A lo largo de todo el día de hoy, ambos repasarán los principales conflictos internacionales, con atención particular en Libia, Afganistán y Oriente Próximo, así como la evolución de la crisis económica en Europa y algunos asuntos bilaterales. Obama será el primer presidente de EE UU que se dirigirá a una sesión conjunta del Parlamento británico, el acto de mayor relevancia política de toda su gira europea.
La jornada de ayer estuvo casi íntegramente consagrada al protocolo. Esos valores con los que los dos países se identifican deben ser regados de vez en cuando con la exhibición de los símbolos del Estado que los defiende. En el caso de Reino Unido, ese símbolo es la corona, y por eso Obama dedicó su tiempo a la reina Isabel II, que lo recibió con 41 salvas del Cuerpo de Caballería, lo invitó a pasar revista entre los acordes de la banda de la Guardia Escocesa y le obsequió para su estancia con la mejor habitación del palacio de Buckingham, la misma en la que pasaron su reciente noche de bodas los príncipes Guillermo y Catalina.
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