La OTAN pide 4.000 soldados más para las elecciones en Afganistán
El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, cifró ayer en 4.000 los soldados adicionales necesarios para garantizar la celebración de las elecciones presidenciales del próximo 20 de agosto en Afganistán. "Cada afgano tiene el derecho de votar y de votar por quien desee", manifestó Scheffer en Kabul, durante una visita oficial al país de todos los embajadores aliados.
La cifra pone números exactos a la petición de los responsables militares de cuatro nuevos batallones, unidad militar que en cada país de la Alianza supone un número diferente de soldados.
Medios aliados dan por hecho que no habrá dificultades en conseguir ese refuerzo de 4.000 militares, que serán movilizados sólo para la cita electoral, sin propósito de permanencia, aunque en algún caso pueda decidirse la extensión del despliegue.
En la actualidad, la Fuerza Internacional para la Seguridad en Afganistán (ISAF), formada por 41 países y dirigida por la OTAN, tiene desplegados en el país unos 56.000 militares, a los que se suman otros 14.000 estadounidenses inscritos en la operación Libertad Duradera, de puro combate y sin estar bajo mando de la Alianza. Este conjunto de alrededor de 70.000 soldados se verá reforzado a lo largo del año con otros 17.000 enviados por la Administración de Barack Obama.
Dar credibilidad
La OTAN considera crucial la celebración sin incidentes de la consulta de agosto para dar credibilidad ante los afganos a la intervención aliada e intentar avanzar en el proceso de estabilización del país. La propia gestión de la consulta servirá para analizar la marcha de la ISAF, que busca ahora potenciar la vertiente civil del enderezamiento de Afganistán.
Washington está ultimando una revisión de la estrategia en Afganistán, para la que ha pedido la opinión de los aliados. Junto a la imprescindible actividad militar contra los talibanes y sus aliados coyunturales (señores de la guerra y narcotraficantes, esencialmente), EE UU, consciente de lo difícil que resulta conseguir el apoyo de las opiniones públicas europeas al despliegue de soldados, busca crear un tejido complejo atractivo para los aliados que aúne desarrollo, reconstrucción, formación de fuerzas de seguridad (Ejército y policía), gobernanza y actividad diplomática, con implicación de los Gobiernos de la región, incluido el de Irán. [Dentro de esta estrategia, se baraja el envío de cientos de funcionarios civiles al país, informa Reuters]
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