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Reportaje:

Misteriosos suicidios en Guantánamo

Un forense suizo denuncia que faltan órganos en los cadáveres de tres presos

El 10 de junio de 2006 no fue un día como todos en el campo de detención del Ejército estadounidense en Guantánamo, Cuba. En esa jornada fueron hallados muertos en sus celdas dos detenidos de origen saudí y uno yemení. Según Washington, se ahorcaron.

Pero un médico forense suizo ha realizado una segunda autopsia a uno de los cuerpos y ha expresado sus dudas sobre la tesis oficial. "Faltan elementos clave", asegura. Los familiares quieren llevar al caso hasta Naciones Unidas. Estados Unidos responde que la investigación sigue abierta.

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Los tres prisioneros -los saudíes Mani Shaman Turki al Habardi al Utaybi y Yaser Talaj al Zaharani, y el yemení Alí Abdullah Ahmed- fueron capturados en Afganistán y Pakistán acusados de terrorismo y trasladados a Cuba para interrogatorios a la espera de juicio.

Tras la autopsia realizada por los equipos médicos del Ejército norteamericano, se dictaminó que los tres "se habían suicidado colgándose en sus celdas con sábanas y trozos de ropa". Sus cuerpos fueron repatriados a sus países.

La familia de Alí Abdullah Ahmed tenía dudas. "Fue justo en ese momento cuando se pusieron en contacto con nosotros", explica a este diario el abogado Rachid Mesli. Este jurista argelino trabaja en Alkarama, una ONG con sede Ginebra que "se ocupa de las violaciones de los derechos humanos en el mundo árabe-musulmán". Mesli se puso en contacto con el doctor Patrice Mangin, reconocido médico forense y profesor en el Instituto de Medicina Legal de Lausana, Suiza, para una segunda autopsia.

Mangin viajó a Yemen y la autopsia se realizó el 21 de junio. "La familia del fallecido rechazaba la tesis del suicidio dado que, según ellos, un musulmán practicante no pone fin a sus días", explica el médico.

Una serie de detalles complicaron los análisis. "Los cuerpos no tenían signos de desnutrición", analizó Mangin, "pero descubrimos con gran sorpresa una serie de irregularidades injustificadas". Según el especialista, faltaban los órganos de la región de la faringe, laringe y tráquea, "que son los más importantes a examinar en un caso de ahorcamiento". Tampoco pudo tener acceso al informe forense de la primera autopsia.

"Otra curiosidad es que encontramos un diente prácticamente arrancado, lo que puede explicarse en caso de intentos de reanimación violenta", explicó Mangin. Exactamente el mismo panorama encontró en Arabia Saudí el profesor Saíd al Ghamidi, del Centro Médico Legal de Riad. "El 29 de junio pedimos a Estados Unidos los órganos faltantes, así como el primer informe forense", explica Mesli.

Silencio en Washington

El 7 de agosto se envió una segunda demanda de información a las autoridades estadounidenses. Ninguna de las cartas recibió respuesta. "Los elementos analizados no contradicen la tesis del suicidio", concluyó Mangin, "pero no se puede asegurar nada a partir de los elementos existentes". El forense suizo se pregunta cómo es posible que, en celdas vigiladas electrónicamente durante 24 horas al día y donde los guardias pasan por delante cada cinco minutos, tres detenidos tengan el tiempo de poner en marcha el complicado montaje necesario para un suicidio por asfixia.

"Desde nuestro punto de vista, se trata de una ejecución extrajudicial", se inflama el abogado Mesli. Los familiares de las víctimas estudian la posibilidad de iniciar acciones legales en EE UU. Por su parte, Mesli espera presentar este mes el caso a Philip Alston, relator especial de la ONU para las ejecuciones extrajudiciales y confía en que el caso llegue a la instancia máxima: el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

En un comunicado, Brooks Anne Robinson, portavoz de la Misión Permanente de Estados Unidos ante Naciones Unidas en Ginebra, hizo saber la postura oficial del Departamento de Defensa. Según Robinson, la principal razón por la cual las autoridades norteamericanas no han cumplido con los requerimientos del profesor Mangin y Alkarama no sería otra que "las investigaciones siguen su curso y, por tanto, el caso no puede darse por cerrado". Hasta entonces, no pueden hacerse públicas las conclusiones.

Según la funcionaria, "en el caso de una autopsia, es un procedimiento normal el guardar muestras de tejido, e incluso órganos, para ser examinados posteriormente".

Por su parte, Daniel Wendell, portavoz de la Embajada de Estados Unidos en Berna, declaró a este diario: "Estados Unidos valoran la vida, incluso la de los sospechosos de terrorismo internados en Guantánamo".

Detenidos reunidos en un patio en la cárcel de Guantánamo.
Detenidos reunidos en un patio en la cárcel de Guantánamo.ASSOCIATED PRESS

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