Mazazo a la industria nuclear
La seguridad atómica ha quedado en entredicho desde que el país de la tecnología sigue sin ser capaz de garantizar la refrigeración de Fukushima
La industria nuclear tuvo muy fácil la explicación para el accidente de Chernóbil: el diseño de la URSS no tenía seguridad (ni siquiera había edificio de contención), los soviéticos no informaron y el reactor estaba en funcionamiento por una deficiente operación. No era un problema nuclear sino soviético.
Por eso, pese a ser más leve, Fukushima puede dañar más a la industria nuclear. Japón no es Ucrania. Japón es el país de la tecnología, del tren bala, de los rascacielos cimbreantes ante terremotos enormes. Sin embargo, un mes después, no es capaz de refrigerar la central de Fukushima, de inyectar agua en un circuito cerrado a los reactores. Como resumió un informe del banco suizo de inversión UBS: "Creemos que el accidente de Fukushima es incluso más serio para la credibilidad de la industria nuclear. Chernóbil afectó a solo un reactor en un Estado totalitario sin cultura de seguridad. En Fukushima, cuatro reactores han estado fuera de control durante semanas, lo que siembra dudas sobre si incluso una economía avanzada puede dominar la seguridad nuclear".
China pide a Japón que se tome "muy en serio" el impacto exterior del vertido
Pese a toda su tecnología, la historia de Japón no es la de un país ejemplar en materia nuclear. Sus 54 centrales, que producen un 29% de la electricidad del país, han registrado en poco más de una década otros dos incidentes preocupantes.
El 30 de septiembre de 1999, en la planta de enriquecimiento de uranio de Tokaimura, tres operarios sin preparación hicieron que comenzara la reacción en cadena en una planta de enriquecimiento de uranio, algo impensable. Se pasaron con la concentración de uranio 235 y comenzó la reacción aunque no llegó a explotar. Fallecieron dos operarios. Japón pidió a la gente en un radio de 10 kilómetros que se quedara en su casa.
El 16 de julio de 2007, un seísmo de 6.8 en la escala de Richter azotó la costa este de Japón. El temblor superó las bases de diseño de la nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, la mayor del mundo con siete reactores y operada, como Fukushima, por la eléctrica Tokyo Electric Power (Tepco). Un transformador se incendió y hubo un vertido de agua radiactiva. Según la Agencia nuclear japonesa (NISA), Tepco informó con retraso del escape.
Japón no tiene gas, ni petróleo, ni carbón. Por su orografía, apenas tiene grandes ríos y no puede construir grandes saltos hidroeléctricos. Así que la energía nuclear fue vendida como algo inevitable, pese a estar en la peor zona sísmica del planeta.
Ahora, Fukushima obliga a replantear todo el renacer nuclear, empezando por los países con grandes terremotos. Chile planeaba construir una nuclear -Endesa es la mayor eléctrica del país- con tecnología de EE UU, pero del proyecto no se ha vuelto a hablar. El Gobierno italiano ha frenado su impulso al plan de construir cuatro centrales y Alemania retrocede sobre su plan para alargar la vida de las nucleares.
Paradójicamente la crisis puede afectar a dos de los grandes adversarios de Japón en la zona: China y Corea del Sur. El primero, que tiene 20 reactores en construcción y otros 37 planificados, mantendrá su plan atómico, pero puede ver cómo se encarece la energía nuclear con las nuevas exigencias de seguridad. Pekín ha sido muy crítico con la gestión de Tokio, especialmente por el vertido de agua radiactiva al Pacífico sin avisar a los países vecinos. Ayer, el primer ministro chino, Wen Jiabao, le dijo por teléfono al primer ministro japonés, Naoto Kan, que debería tomarse "muy en serio" el impacto del accidente de Fukushima en los países vecinos, según la web del Ministerio de Exteriores chino.
Corea del Sur se ve afectada porque, con 20 reactores y seis en construcción, es otro de los grandes actores atómicos. Sus empresas habían comenzado a salir al exterior y un consorcio coreano ha ganado el concurso para construir una central en Emiratos Árabes Unidos. Algunos gobernadores surcoreanos llegaron a cerrar las escuelas la semana pasada por miedo a que la lluvia prevista en el país llevase radiación de Fukushima.
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