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Entrevista:Kurmanbek Bakíyev, ex presidente de Kirguizistán

"En Kirguizistán imperan la violencia, el dinero y las armas"

"En Kirguizistán imperan la violencia, el dinero y las armas", afirma Kurmanbek Bakíyev, ex líder de aquel país centroasiático, obligado a dimitir tras las revueltas del pasado abril. Bakíyev goza del amparo del presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko y reside hoy en las afueras de Minsk. "No voy a inmiscuirme en la política de Kirguizistán", afirma el ex dirigente en una entrevista con EL PAIS en el Palacio de la República, sede de grandes eventos oficiales.

El exiliado, de 61 años, llega a la cita acompañado por agentes del servicio de seguridad de su protector, que le cuidan como si de un líder en activo se tratara. De su relación con Lukashenko dice que no abusa y que le ve cuando "hay necesidad". Los familiares de Bakíyev, "dispersos" por el mundo, son o bien objeto de "procesos amañados" o bien "no pueden regresar" a Kirguizistán, aunque no haya cargos contra ellos. "En seguida irían a visitarles los bandidos que tratarán de sacarles el dinero, ya que todos piensan que son millonarios porque su hermano fue presidente".

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Pregunta: ¿Qué recomienda a las próximas conferencias de donantes para Kirguizistán?

Respuesta: La situación allí es muy tensa e inestable. Las autoridades deben demostrar que son capaces de estabilizarla. El golpe de Estado, el conflicto interétnico con numerosas víctimas y desplazados han hecho retroceder el desarrollo diez años como mínimo. Emigra mucha gente, tanto del sur como del norte. Los inversores deberán concentrarse en los sectores reales de la economía, en crear puestos de trabajo.

P: ¿A quién pertenece el poder en Kirguizistán?

R: El poder no pertenece ni a la presidenta (Rosa Otunbáyeva) ni al gobierno técnico ni a los órganos locales. El poder es hoy de los más desvergonzados, de los grupos delictivos que han adquirido influencia gracias a la arbitrariedad reinante. Hay desapariciones y perece gente. Otunbáyeva es una pantalla para los que organizaron el golpe de Estado. La gente resuelve los problemas como puede, pagando a la Fiscalía y a otros órganos.

P: ¿Hay peligro de división del país?

R: Ese peligro sigue existiendo, si no comienzan a trabajar de forma sistemática quienes decidieron conquistar el poder con las armas y ahora, en vísperas de las elecciones parlamentarias, sólo piensan en cómo mantenerlo.

P: ¿Competirá en las elecciones?

R: A los que me piden consejo para ingresar en algún partido les hice saber a través de mi gente que no tengo intención de inmiscuirme en la política de Kirguizistán. He tomado esa decisión porque no sería correcto inmiscuirme desde Bielorrusia y estando bajo la protección de su presidente.

P: ¿Cómo lograr una reconciliación entre kirguizes y uzbekos?

R: La historia de los conflictos interétnicos indica que no es conveniente encontrar culpables en cada caso concreto y aplicarles el código penal. Hay que aspirar a la reconciliación entre los pueblos.

P: ¿Si los uzbekos vieran reconocida su lengua como oficial, tuvieran una cuota de representación en los órganos estatales y autonomía, ¿se resolverían los problemas?

R: No. El conflicto interétnico tuvo su origen en una vulgar pelea. En el parlamento disuelto estaba representada la comunidad uzbeka y otras. En Kirguizistán hay una lengua nacional, el kirguizo, y otra oficial, el ruso. Las zonas pobladas por uzbekos tienen escuelas en uzbeko. Nadie les prohíbe mantener sus tradiciones. Yo hablo bien el uzbeko porque crecí entre ellos.

P: ¿Cómo influyó el conflicto en la relación de Kirguizistán con sus vecinos?

R: En ellas se ha producido un cierto enfriamiento. Los presidentes de Kazajistán y de Uzbekistán muestran prevención hacía el gobierno provisional y hacia Otunbáyeva y quieren que pongan orden cuanto antes. No se puede vivir tranquilo si en casa del vecino hay tanta arbitrariedad.

P: ¿Pudo haber actuado la Organización del Tratado de Defensa Colectiva (OTDC, formada por Rusia, sus aliados asiáticos, Armenia y Bielorrusia)?

R: Pedí ayuda el 7 de abril, después del golpe de Estado, y luego estuve nueve días en el sur del país. Pedí una investigación internacional independiente, para saber por qué en los mítines pacíficos había tanta gente armada y quién estaba detrás del ataque al parlamento. Nadie reaccionó y si la OTSC hubiera reaccionado rápidamente, no se hubiera producido el conflicto interétnico. Ahora en Kirguizistán imperan la violencia, el dinero y las armas.

P: ¿Hay que reformar las organizaciones de países postsoviéticos?

R: Claro. Los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI, formada por países postsoviéticos) crearon la OTSC y la Organización de Cooperación de Shanjái (OCS). La seguridad era prioritaria, pero no la garantizan. La OTSC no se inmiscuye en asuntos internos y solo reacciona ante la amenaza exterior, pero, ¿por qué debe contemplar en silencio como muere la gente y cómo se perpetra un golpe de Estado? Cuanto antes se reforme mejor. El principal papel aquí corresponde a Rusia. Los países de la CEI se orientan hacia Moscú, pero Moscú, en vez de atraer y crear condiciones favorables para la unidad, comenzó a abusar de su posición, y eso ha alejado a algunos países. La vida ha demostrado que la CEI y la OTSC necesitan reformas.

P: ¿Tiene ideas sobre eso?

R: Intento no distraer al presidente de Bielorrusia de los asuntos de Estado, pero cuando nos reunimos, intercambiamos opiniones. Lukashenko siempre aspiró y aspira a la integración con todos y, sobre todo, con Rusia. Otra cosa son los órganos ejecutivos de estas organizaciones internacionales que no responden a las exigencias de los tiempos y trabajan como si estuvieran en la URSS.

P: ¿Es actual la idea de instalar bases militares de Rusia y EE UU en el sur de Kirguizistán?

R: Durante mi presidencia debatimos sobre la creación de un centro ruso para preparar nuestras tropas contra el terrorismo, en Batken, al sur del país, dado que la amenaza del terrorismo internacional venía de Afganistán vía Tayikistán. Yo opinaba que en ese centro se podían alojar instructores rusos, norteamericanos y de otros interesados en luchar contra el terrorismo. Los EE UU estaban dispuestos a financiarlo, pero los rusos dijeron que se lo pensarían y no se decidieron. Era un proyecto en el marco de las relaciones bilaterales, no de la OCS.

P: Según la explicación oficial, en los disturbios interétnicos participaron islamistas radicales.

R: Fuera como fuera, el hecho es que el extremismo religioso y grupos como el Movimiento Islámico de Uzbekistán y Al Qaeda se han activado y suponen un serio peligro para toda Asia Central. No se puede infravalorar el extremismo religioso. No hay ningún país, ni Rusia ni EE UU, que pueda jactarse de luchar de forma eficaz con el terrorismo internacional.

Kurmanbek Bakíyev, ex presidente de Kirguizistán en una fotografía de archivo.
Kurmanbek Bakíyev, ex presidente de Kirguizistán en una fotografía de archivo.AP

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