Inmigrantes no, gracias

Una pequeña localidad de Nebraska ha decidido en referéndum que no quiere inmigrantes ilegales en sus calles. ¿Cómo lo va a conseguir? Prohibiendo por ley que se les alquilen viviendas o se les contrate para trabajos. Fremont tiene unos 25.000 habitantes y en los últimos años ha visto como crecía de forma alarmante -para algunos- la población de origen hispano y sin papeles debido a las buenas oportunidades de empleo que ofrecen plantas envasadoras de carne como Fremont Beef. En este momento, los hispanos suman casi un 10% de la población.

En 1990, en Fremont sólo vivían 165 hispanos (legales e ilegales). En 2000, ese número creció hasta los 1.085. Según organizaciones de defensa de los inmigrantes, en la actualidad más de 2.000 residen en el lugar. El referéndum fue posible después de que los impulsores de la medida recabaran firmas y batallaran en el Supremo estatal. Ayer lunes, los ciudadanos acudían a votar y tras el recuento hoy se ha sabido que un 57% decidió que quería a los ilegales fuera de las fronteras de su pueblo.

La iniciativa de Fremont se suma a otras que han nacido a la sombra de la crisis económica más aguda vivida en Estados Unidos desde los años treinta y la Gran Depresión. Temerosos de perder su modo de vida y que los escasos puestos de trabajo sean acaparados por los inmigrantes, legisladores de varios Estados han aprobado medidas similares. En 2006, la ciudad de Hazleton, en Pensilvania, promulgó una ley que penaliza con mil dólares diarios a las empresas que contraten a inmigrantes indocumentados o a los dueños de viviendas que les alquilen. Hazleton (a 130 kilómetros de Filadelfia) tenía una población unas 31.000 personas en el año 2006, de las cuales el 30% era hispana.

En Arizona entrará en vigor a finales de julio una ley que permitirá a la policía solicitar documentación a quien consideren oportuno y si no poseen papeles que acrediten que están en el país legalmente serán deportados.