EE UU: Los sandinistas robaron las municipales de 2008
Un miembro del Consejo Supremo Electoral admite ante funcionarios norteamericanos que el FSLN amañó los comicios
El gubernamental Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) cometió un fraude masivo en las elecciones municipales del9 de noviembre del año 2008, según dijo el magistrado Rodrigo Barreto, jefe de Gabinete del Consejo Supremo Electoral (CSE), en dos conversaciones privadas con funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Managua. Aquellos comicios fueron denunciados como un robo por la oposición, y el convencimiento de que fue así llevó a países donantes a suspender su ayuda a Nicaragua. De acuerdo con las fuentes citadas por la misión diplomática norteamericana, el fraude se cometió en al menos 40 de los 146 municipios en juego. El FSLN retuvo la alcaldía de la capital y se declaró vencedor en 99 localidades.
"Funcionarios del Gobierno y la dirección del CSE nos han admitido en privado que hubo fraude", señala un despacho enviado a Washington el 25 de febrero del 2009 por el actual embajador, Robert Callahan, cuyo contenido dibuja un país inmerso en las componendas y las trampas. "Nicaragua no puede celebrar futuras elecciones con esta Ley Electoral y este Consejo Electoral", le dice al funcionario Roberto Courtney, director de la ONY Etica y Transparencia. El descaro fue tal, según las denuncias, que en algunos colegios se contaron más votos que electores. En una reunión anterior a las elecciones, el presidente del CSE, Roberto Rivas, dijo a un grupo de embajadores que como las nicaragüenses son "las elecciones más transparentes" de América Latina no hacían falta observadores internacionales.
El país centroamericano celebra elecciones presidenciales en noviembre de este año, con dos candidatos principales, de turbio pasado: el ex revolucionario Daniel Ortega, con tres mandatos a sus espaldas, representará al FSLN, y el ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2002), será el aspirante del Partido Liberal Constitucionalistas (PLC), derecha. Al ser un país con los tres poderes del Estado en manos de un viejo pacto entre el FSLN y del PLC, por el que se repartieron las instituciones, la Corte Suprema apenas tuvo reparos en liberar el pasado año a Alemán. El expresidente había sido condenado en 2003 a 20 años de cárcel por corrupción en todas sus formas: lavado de dinero, malversación de fondos, asociación ilícita para delinquir, delitos electorales y fraude. La Sala Penal de la Corte Suprema. El Supremo anuló esa sentencia.
"Los responsables de la destrucción democrática en Nicaragua son en primer lugar, Daniel Ortega y Arnoldo Alemán", declaró Vilma Núñez, directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CNDH). El embajador norteamericano, Robert Callahan, constató otro atentado contra la democracia al escuchar al viceministro de exteriores nicaragüense Valdrek Jaentscheke. En su presencia el alto funcionario hizo un comentario que Callahan interpretó como la admisión oficial del fraude. Después de que el dirigente opositor Eduardo Montealegre le reprochara que le habían robado la alcaldía de Managua, Jaentscheke dijo: "Oh, Eduardo, pasa página (get over it)".
Alteración del conteo
Otra las personas con más elementos para hablar sobre lo ocurrido durante el escrutinio los votos, la noche del 9 de noviembre de 2008 fue Rodrigo Barreto. "En dos reuniones desde noviembre de 2008, Barreto, jefe del Gabinete del Consejo Supremo Electoral con sorprendente franqueza, reconoció que el FSLN había robado las elecciones", se lee en un cable. A través del CSE, el FSLN había amañado el sistema electoral desde un año antes a la celebración de las elecciones, según dijo Barreto, "pero los resultados (del día 9) no fueron los esperados, lo que llevó a una masiva alteración del conteo de papeletas para justificar la "gran victoria" proclamada por el FSLN.
"A pesar del masivo fraude, Barreto afirmó que los magistrados del CSE no efectuarían ninguna "corrección" a los resultados electorales". Sin observadores internacionales o locales, al haber sido prohibida su presencia, el gobierno en pleno se apresuró a cantar victoria. De nada sirvieron las denuncias sobre cierre de colegios para impedir que votara la oposición, la expulsión de delegados de los partidos antigubernamentales o que se escrutaran más papeletas de votantes que personas con derecho al sufragio.
Tratando de amortiguar el escándalo, Ortega y Alemán se reunieron en privado para "redistribuir" alcaldías, de acuerdo a los intereses partidistas, aunque sin modificar el escrutinio, de acuerdo con las fuentes de la embajada. Las conclusiones de la legación estadounidense tras consultar a sus contactos son éstas: "El Gobierno del FSLN admite fraude electoral y tiene la expectativa (o quizás la esperanza) de que la oposición y la comunidad internacional lo asumirá y seguirá adelante. Sabedor de la comunidad de donantes ha suspendido su asistencia (a Nicaragua) como protesta por el fraude, Ortega y su gobierno decidieron pagar el precio antes que admitirlo o devolver el poder local (arrebatado por el fraude) a la oposición".
La comunidad diplomática de EE UU, Japón y la Unión Europea sospechaba del fraude antes de la convocatoria a urnas. Un despacho anterior a las municipales, alerta contra la ley electoral nicaragüense y el cinismo del presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, quien descartó el fraude porque las elecciones de Nicaragua son "transparentes". Rivas tiene razón, apostilla el embajador, en cuanto a que las elecciones son transparentes porque el objetivo es obvio: ganarlas a cualquier precio. "El CSE trabaja en todos los niveles para preparar una resonante victoria del FSLN y asegurar que ni la sociedad civil, ni la oposición pueda desafiar los resultados".
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