EE UU redobla la seguridad en el barrio diplomático de Bagdad tras la explosión
Una unidad estadounidense dispara indiscriminadamente tras ser atacada en la capital iraquí
Bagdad revivió ayer sus peores pesadillas: un coche bomba estalló frente a la Embajada jordana en la capital iraquí. Al menos murieron 11 personas y otras 65 resultaron heridas, 13 de ellas de extrema gravedad, según fuentes hospitalarias. El jefe del Ejército de EE UU en Irak, general Ricardo Sánchez, admitió ayer que se trata del "peor ataque contra objetivos no militares desde la caída de Bagdad", el pasado 9 de abril.
Una densa humareda negra envolvía la fachada de dos pisos de la legación diplomática de Jordania en Bagdad. La explosión se produjo a las once de la mañana (nueve de la mañana, hora peninsular española), en un momento de tráfico denso y caótico en Bagdad. La avenida de dos carriles en cada dirección separados por una cincuentena de metros de arena era, en la parte más próxima al atentado, un amasijo de hierros y restos de vehículos. Parte del coche bomba quedó varado en un tejado mientras el motor yacía a una decena de metros en medio de la calzada. Según el jefe de la policía de la zona oeste de Bagdad, Amir Naif, los muertos eran miembros de los servicios de seguridad de la Embajada jordana y civiles iraquíes. Al menos cuatro viajaban en un vehículo que se incendió a causa de la explosión. Nadie pudo hacer nada por rescatarlos. Sofocado el fuego, el coche resultaba irreconocible, igual que los cadáveres. La pared de piedra gris del edificio diplomático se desplomó. Fuentes del Pentágono informaron desde Washington de que sus hombres investigan una posible conexión con Ansar al Islam, un grupo próximo a Al Qaeda.
Zemit, un periodista local que compraba a esa hora, dijo: "Los soldados habían parado para adquirir algo y, cuando regresaban al jeep, alguien les disparó un lanzagranadas anticarro". Dos vehículos ardían en medio de la calle Karrada. Uno, militar; otro, civil, de color blanco. Ahmed Quds, de la tienda Ariz, que vende electrodomésticos, decía que dos soldados habían resultado heridos. Un vetusto coche de bomberos llegó un par de horas después, cuando el humo empezaba a salir del techo del segundo piso. Cuando se fueron, el fuego no había sido apagado.
Funcionarios y policías españoles
La Embajada de España se encuentra a unos tres kilómetros de la legación jordana. En el corazón del barrio Al Mansur, uno de los más exquisitos de Bagdad, es donde se hallan la mayoría de las oficinas de enlace, que es como se llaman técnicamente desde el desmoronamiento el 9 de abril del régimen de Sadam Husein. En ella trabajan seis personas de nacionalidad española y 10 iraquíes. Está protegida por cuatro policías enviados desde Madrid, el mismo número que la alemana.
Tras el ataque el 5 de agosto contra la embajada italiana, los representantes de la UE, que habían cenado esa misma noche en una de sus reuniones habituales, acordaron mantener en secreto el incidente. El Gobierno de Roma optó por enviar nueve carabinieri para reforzar a los 11 que ya protegían al embajador. Pero la noticia se divulgó dos días después, filtrada por un diplomático europeo. El responsable de la seguridad de Italia en Bagdad comentó al enviado especial del diario La Repubblica: "En Bagdad, a veces caen cosas del cielo". El objetivo pactado por todos era minimizar el asunto y sostener que el ataque lanzado desde un mortero de 60 milímetros fue casual.
Tras lo sucedido ayer, no existe una preocupación especial en la legación española ni en otras de la UE, aunque se han adoptado medidas para mejorar la autoprotección, afirman fuentes diplomáticas de la UE. El jefe de las fuerzas ocupantes en Irak, el general estadounidense Ricardo Sánchez, aseguró ayer en conferencia de prensa que sus tropas no daban protección a las embajadas pero que "estaban evaluando la situación".
Ésta es simple y no permite grandes cambios en teoría. Según el artículo 18 de la Autoridad Civil Provisional, las Fuerzas Armadas estadounidenses presentes en el país no tienen la obligación de otorgar seguridad, pese a que, según la Convención de Ginebra, esa responsabilidad recae en las autoridades del país donde se encuentra la embajada. En el caso de Irak, donde el Ejército fue disuelto en mayo y sólo hay 30.000 policías (la mitad de los necesarios), la única autoridad indiscutible es la de Estados Unidos.
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