EE UU identifica a los detenidos en cárceles secretas
El Pentágono facilita a la Cruz Roja los datos de presos en Irak y Afganistán
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha revelado por primera vez los nombres de presuntos terroristas detenidos en dos centros penitenciarios secretos de Afganistán e Irak, gestionados por el Comando de Operaciones Especiales del Ejército. Desde este mes, el Pentágono ha facilitado los nombres y la situación de esos presos, vinculados a la red de Al Qaeda u otras organizaciones similares, al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Barack Obama ha impuesto nuevas normas en el tratamiento de detenidos, más acordes con el derecho internacional humanitario que las de su predecesor. Horas después de tomar posesión de su cargo, en enero, desmanteló las cárceles secretas de la CIA, pidió una revisión exhaustiva de las normas de arresto e interrogatorio y ordenó el cierre del campo de detención de Guantánamo, que debería tener lugar a finales de este año.
La organización accederá a unos 50 presuntos terroristas por primera vez
El Comando de Operaciones Especiales del Pentágono gestiona dos cárceles, localizadas en las bases de Balad, en Irak, y Bagram, en Afganistán. Según The New York Times, el diario que reveló esta información en su página web el sábado, en Afganistán se retiene a entre 30 y 40 personas, y en Irak a un número menor. Hasta la fecha, la información sobre los supuestos terroristas retenidos allí ha permanecido clasificada.
Ahora, el Pentágono deberá comunicar al CICR el nombre de los detenidos en el plazo de dos semanas después de la captura, según reveló el Times. Esa organización humanitaria podrá seguir de cerca la custodia y tratamiento de los presos. De momento, cuenta con 119 delegados y 1.314 empleados locales en Kabul, además de otras cinco subdelegaciones en el resto de Afganistán. Además, dispone de una plantilla de 531 personas en Irak.
La organización ya tenía acceso a los centros de detención norteamericanos en ambos países, pero no a las cárceles de la división de Operaciones Especiales del Pentágono. Un portavoz de CICR confirmó ayer la existencia del programa de información pero rechazó dar más detalles sobre él. "Nuestra organización no revela información sobre negociaciones con el Departamento de Defensa relacionadas con el tratamiento de detenidos", dijo Bernard Barrett en conversación telefónica.
Esta nueva normativa acaba también con la extensión de custodia militar de los prisioneros, que le permitía al Secretario de Defensa emitir un permiso especial para retener a supuestos terroristas en cárceles secretas por un periodo indefinido.
Durante años, la Cruz Roja había solicitado acceso a esas instalaciones secretas. El Departamento de Defensa se había negado, alegando que cualquier revelación podría comprometer seriamente la lucha contra el terrorismo y podría dar coordenadas a los terroristas en activo de dónde se encontraban sus aliados arrestados, facilitando posibles ataques.
Ya en 2004, el CICR había advertido al Gobierno estadounidense de casos de abuso en sus cárceles secretas. En un informe filtrado a la prensa en mayo de aquel año se daban detalles de prácticas como la de retener a los presos desnudos en celdas sin luz. "Se les somete a una variedad de duras prácticas que abarcan desde insultos a amenazas y humillaciones físicas y psíquicas, que en algunos casos raya en la tortura", decía el texto.
La revelación de la colaboración del Pentágono con la Cruz Roja llegó horas antes de la esperada desclasificación de un informe sobre el tratamiento de detenidos, de vital importancia para la CIA. Esa agencia revelará hoy un estudio exhaustivo sobre sus propias técnicas de interrogatorio, elaborado por su propio inspector general en 2004. Sobre todo, ese informe interno se centra en abusos en las cárceles secretas de la agencia, en las que ocurrieron simulacros de ejecuciones sumarias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.