Argentina hace memoria de los crímenes de la dictadura militar
Confirmada la condena a cadena perpetua para el "genocida" Etchecolatz
Miles de argentinos hicieron ayer memoria al cumplirse 33 años del golpe militar que inició la última y más sangrienta dictadura (1976-1983) que sufrió este país suramericano. Desde hace tres años el 24 de marzo es un día no laborable en Argentina, según dispuso el entonces Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). Pero no es un festivo, sino el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Pese a tratarse de un día no hábil, la Corte Suprema de Justicia confirmó ayer, informaron fuentes judiciales, la condena a cadena perpetua impuesta al ex comisario Miguel Etchecolatz por delitos cometidos durante el "genocidio" de la dictadura, informa Efe. En un fallo inédito, el tribunal determinó que los crímenes cometidos por Etchecolatz cuando era director de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires son "delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del genocidio que tuvo lugar en Argentina entre 1976 y 1983".
Argentina comenzó a hacer memoria de los 33 años del golpe de Estado el pasado domingo, cuando fueron enterrados en la iglesia de Santa Cruz, al sur de Buenos Aires, los restos de Dionisia López, una emigrante gallega que se convirtió en una de las Madres de Plaza de Mayo tras el secuestro de su hijo y su nuera en junio de 1976.
La llamada gallega de la Zona Norte había pedido que sus cenizas se enterraran en ese templo, en el que fueron secuestrados por el régimen tres de las primeras Madres de Plaza de Mayo, dos monjas francesas y otros militantes que las acompañaban. La Embajada de España se encargó del velatorio y la cremación de sus restos y organizará un acto en su memoria en su pueblo natal, Cedeira (A Coruña). Las cenizas fueron sembradas en una ceremonia que contó con la presencia de Nora Cortiñas, de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; familiares, amigos, el párroco de Santa Cruz, Carlos Saracini, y los demás sacerdotes de esa iglesia.
Madres y Abuelas de Plaza Mayo -estas últimas buscan a sus nietos, hijos de desaparecidos-, la agrupación HIJOS (de desaparecidos) y otros organismos de derechos humanos organizaron el lunes un concierto de rock contra la pena de muerte, que en la actualidad se reclama para los delincuentes comunes, y con la consigna Despertemos a la Justicia: ¡Juicio y castigo ya!.
Procesos demasiado lentos
Éste es el mismo reclamo de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que en las últimas semanas se ha enfrentado abiertamente a los ministros de la Corte Suprema por la lentitud en los procesos contra los integrantes del régimen. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) ha contabilizado 1.254 militares y civiles "involucrados" en el terrorismo de Estado, pero sólo 525 han sido procesados en 204 causas abiertas y otros 48 ya fueron condenados. De esos 525, 385 permanecen detenidos con prisión preventiva y 141 en libertad. La mayoría fueron derivados de cárceles militares a comunes.
Ayer, los organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, estudiantes, partidos políticos de izquierdas y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) marcharon hasta la Plaza de Mayo. No sólo pidieron justicia para los 30.000 desaparecidos del régimen sino también la aparición con vida de Jorge Julio López, testigo de los juicios contra los represores, que fue visto por última vez hace dos años y medio. [Como informa Efe, Jorge Julio López, considerado el "primer desaparecido de la democracia", fue una de las víctimas directas de Etchecolatz. Los organismos de derechos humanos aseguran que en su desaparición están implicados miembros de las fuerzas de seguridad que actuaron durante la dictadura].
En las escuelas bonaerenses se leyeron textos prohibidos por las juntas militares que encabezaron Jorge Videla (1976-1981), Roberto Viola (1981), Leopoldo Galtieri (1981-1982) y Reinaldo Bignone (1982-1983). Una escuela de Florencio Varela, suburbio del sur de Buenos Aires, cambió ayer su nombre: ya no se llama más Pedro Aramburu, dictador argentino (1955-1958), sino Rodolfo Walsh, periodista desaparecido por el último régimen.
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