El homenaje a Castro se convierte en una prueba sobre su salud
García Márquez, entre los 1.800 invitados al desfile militar que hoy se celebra en La Habana
Tras cuatro días de exposiciones, conciertos y conferencias dedicados a Fidel Castro por su 80º cumpleaños, concluyen hoy en Cuba los homenajes al convaleciente mandatario con una gran parada militar en La Habana, que se ha convertido en una especie de prueba de la verdad sobre la salud del líder cubano. Nunca antes un desfile había levantado tantas expectativas y generado tantos rumores dentro de la isla.
El escritor Gabriel García Márquez, el mandatario boliviano Evo Morales, y el presidente electo de Nicaragua, Daniel Ortega, están entre los 1.800 invitados que presenciarán la revista militar en la plaza de la Revolución de La Habana, donde algunos esperan que Castro reaparezca vestido de verdeolivo.
Desaparecido de la escena política desde el 31 de julio, cuando delegó provisionalmente todos los poderes en su hermano Raúl y un equipo de siete personas debido a una grave intervención quirúrgica, el propio Castro fue entonces quien aplazó hasta el 2 de diciembre las celebraciones de su aniversario -el 13 de agosto-. Se suponía que para esa fecha ya debía estar repuesto y de vuelta en sus cargos... Pero nada.
Desde que fue operado de urgencia -el 27 de julio-, el mandatario sólo ha aparecido en vídeos y fotos oficiales, vistiendo ropa deportiva o en pijama, muy delgado y demacrado. Su última presentación en televisión, el 28 de octubre, fue para refutar rumores sobre su muerte y su aspecto, aunque dio algunos pasos ante las cámaras, era el de un hombre bastante enfermo. Después de aquellas imágenes, muchos cubanos llegaron a la conclusión de que difícilmente podría recuperarse y retomar el bastón de mando, tesis que cogió todavía más fuerza al no asistir Castro esta semana a ninguno de los homenajes organizados por la Fundación Guayasamín.
El 28 de noviembre, al comenzar estos actos, el mandatario envió un mensaje a los 1.800 invitados en el que les agradecía su presencia y disculpaba su ausencia por no estar "todavía en condiciones, según los médicos, de afrontar tan colosal encuentro". Desde entonces, el desfile de hoy acaparó todavía más atención, si cabe, convirtiéndose en el centro de todas las cábalas y análisis.
En Cuba, la fecha del 2 de diciembre esta cargada de simbolismo, pues ese día, hace justamente 50 años, se produjo en el oriente de la isla el desembarco del yate Granma, que trajo desde México a Fidel y Raúl Castro, al Che Guevara y a otros 79 expedicionarios, marcando el comienzo de la lucha insurreccional contra el régimen de Batista. Desde el triunfo de la revolución, hace casi 48 años, se celebra el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, pero desde hace 10 años no se efectuaba ningún desfile militar. Éste, desde luego, se ha preparado a conciencia, aunque con una singularidad: debe ser breve, a lo más de una hora y media, el tiempo máximo que estiman los médicos que podría Castro estar en la tribuna, según se señala en medios diplomáticos. Si no puede asistir, un día como éste, significaría que está muy mal, opinan no pocos cubanos.
¿Saldrá o no saldrá?, era la pregunta general estos días en el coloquio internacional sobre la vida y obra de Fidel Castro, celebrado en el Palacio de las Convenciones de La Habana. En una de las ponencias principales, el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, dijo: "Convaleciendo, recuperándose y regresando al combate, propinará a esos enemigos asentados en el odio y la mediocridad una nueva derrota". Aunque agregó: "Les prometemos que nosotros seguiremos luchando por las ideas y los sueños a los que Fidel ha dedicado su vida, que lo haremos con él otra vez al frente de nuestro pueblo; pero cuando él y los hombres de su generación no estén (...) nuestro pueblo habrá hecho para siempre suyas esas ideas y esos principios".
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