Letizia: metamorfosis real
La princesa de Asturias ha evolucionado de forma notable en los últimos ocho años, no solo en estilo, también físicamente
Todos los años hay una fecha marcada en rojo en la agenda de don Felipe y doña Letizia. Es el día en que en Oviedo se entregan los premios Príncipe de Asturias. Se trata de un acto en el que se reúnen representantes de la sociedad tanto nacional como internacional para homenajear a los galardonados. Para la princesa de Asturias la cita es aún más especial, ya que en ella se suman trabajo y sentimientos.
Desde el primer año -2004- en que presidió junto con su esposo la entrega de los premios, solo cinco meses después de su boda, hasta el pasado viernes, todas sus apariciones han sido analizadas al detalle. Solo faltó en su segundo año como princesa, 2005, ya que se encontraba en un avanzado estado de embarazo. Su primogénita, Leonor, vino al mundo el 31 de octubre de ese año, apenas 10 días después de la celebración de los premios.
La princesa se esmera especialmente ese día en arreglarse. Siempre vestida por su diseñador de cabecera, Felipe Varela, todos sus estilismos han tenido un punto en común: el vestido. En todas las ocasiones ha lucido traje corto, generalmente muy elaborado, que ha acompañado con abrigos, chaquetas o simplemente con un chal.
En estos ocho años también ha cambiado de peinado: suelto, recogido, liso y rizado.
Pero lo que más sorprende de doña Letizia es su cambio físico, la metamorfosis de su rostro. La evolución es más notable desde de 2008, cuando la princesa, según la versión oficial "solo" se operó de una desviación del tabique nasal.
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