Una nave espacial 'reciclada' visita su segundo cometa
La 'Deep Impact', que sobrevoló el Tempel 1 en 2005, llega ahora al Hartley 2
Mañana jueves, a eso de las tres de la tarde, una nave espacial pasará junto al cometa Hartley 2 para tomar imágenes y datos de su composición. La nave es la Deep Impact, que ya en 2005 observó de cerca otro cuerpo cometario, el Tempel 1, y que, dado que sus instrumentos salieron de aquel encuentro en buen estado, fue dirigida hacia el nuevo objetivo. La NASA dice que es una misión reciclada. En el sobrevuelo del Hartley 2, que se producirá a una distancia de 23 millones de kilómetros de la Tierra, la nave pasará a unos 700 kilómetros del núcleo cometario.
Los cometas interesan a los científicos sobre todo porque son testigos del Sistema Solar primitivo, apenas alterados en sus 4.500 millones de años de historia. El Hartley 2, además, ha conseguido redoblar el interés justo antes del encuentro con la Deep Impact, porque se ha registrado un inesperado incremento de la emisión de cianuro. "En la Tierra, el cianuro es un gas mortal, pero se sabe que es un ingrediente siempre presente en los cometas", ha explicado el responsable científico de la misión, Mike A'Hearn (Universidad de Maryland). La emisión de cianuro registrada en septiembre se incrementó cinco veces en ocho días sin que aumentase el polvo cometario. "Nunca habíamos visto este tipo de actividad en un cometa", dice A'Hearn.
El encuentro será a 23 millones de kilómetros de la Tierra
Los científicos quieren investigar los estallidos y chorros del núcleo
Los cometas están típicamente formados por un núcleo sólido, un coma gaseoso que lo envuelve cuando se calienta al acercarse al Sol y una cola que se extiende por efecto de la radiación de la estrella. El núcleo es una mezcla de hielos (de agua y de dióxido de carbono) y polvo (silicio, oxígeno y otros elementos, como magnesio). La Deep Impact, en esta segunda fase de la misión, denominada Epoxi, se centra en el núcleo y el coma. El Hartley 2 es un cometa relativamente pequeño (unos 2,2 kilómetros de largo) pero muy activo; sigue una órbita elíptica alrededor del Sol que tarda 6,4 años en recorrer y ahora está en su fase de máxima aproximación a la estrella. El pasado 20 de octubre el cometa estuvo a 17,7 millones de kilómetros de la Tierra, su acercamiento máximo.
Durante el encuentro de mañana, la nave, que ha recorrido 5.000 millones de kilómetros desde su lanzamiento en enero de 2005, no puede simultanear la toma de datos con la transmisión de los mismos, por lo que los almacenará a bordo y los enviará cuando todo haya pasado.
La Deep Impact protagonizó hace cinco años una misión hasta ahora única porque no solo pasó junto al Tempel 1 sino que lanzó contra el núcleo cometario un proyectil de casi 400 kilogramos y así pudo estudiar el impacto y sus efectos. No era un choque como para desviar ese cuerpo celeste, pero sí para exponer material del subsuelo en el cráter que formó.
Tras aquella operación, y una vez que se comprobó el buen estado de las cámaras y el espectrómetro infrarrojo de la nave, la NASA decidió continuar la misión dividiéndola en dos: por un lado se han observado estrellas que tienen a su alrededor planetas; por otro, se ha preparado el segundo encuentro cometario.
Mañana no habrá impacto en el cometa -la Deep Impact no lleva más munición-, pero las observaciones serán doblemente útiles para los científicos porque podrán compararlas directamente con las del Tempel 1, al estar hechas con los mismos instrumentos y la misma resolución. De momento se han tomado unas 2.000 imágenes del Hartley 2 a medida que la nave se acercaba.
Los objetivos científicos del encuentro de mañana abarcan desde posibles estallidos y chorros originados en la superficie del cometa, y su correlación con la rotación y la exposición al Sol, hasta las estructuras de la superficie del núcleo o los gases del coma.
El del Hartley 2 será el quinto sobrevuelo cometario. En 1986, la nave Giotto de la Agencia Europea del Espacio (ESA) pasó a 596 kilometros del célebre Halley y, pese a que se estropeó su cámara, fue la primera que se recicló para una segunda misión, dirigiéndose al encuentro del P/Grigg-Skjellerup y pasando a 200 kilómetros de su núcleo en 1992.
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