Un juez militar archiva el caso del accidente del Cougar en Afganistán
Familiares de los 17 soldados fallecidos recurrirán el auto por "precipitado"
La posibilidad "nada descabellada" de que el accidente del helicóptero Cougar en agosto de 2005 en Afganistán en el que murieron 17 militares españoles se debiera a un ataque terrorista parece ahora "del todo improbable". El aparato, "aunque existen mejores y peores", resultaba adecuado para la misión que estaban llevando a cabo -un simulacro aéreo de asalto al aeropuerto de Shindand- , la pericia de los pilotos estaba demostrada, y la carga que llevaba a bordo el helicóptero, si bien "pudiera tener un cierto papel determinante" en el siniestro, no aparece como "excesiva".
Por todo esto, un juez militar decidió archivar ayer "sin declaración de responsabilidad penal alguna" el caso del Cougar.
Los familiares de las víctimas presentarán, previsiblemente hoy, un recurso contra la decisión del juez por considerar que el archivo del caso es "precipitado" ya que apenas han tenido acceso al sumario, según explicó ayer Mariano Casado, abogado del padre del capitán David Guitard, fallecido en el siniestro.
En el auto, adelantado ayer por la cadena SER, el juez explica que fue un "accidente" fruto de "una infinidad de circunstancias imposibles de determinar" y que la causa inmediata del siniestro "pudiera haber sido" la entrada en una zona de turbulencias. Una hipótesis, razona el auto, ratificada porque el segundo helicóptero que participaba en la maniobra sufrió la misma pérdida de sustentación, aunque afortunadamente todos sus ocupantes sobrevivieron.
Ambos siniestros ocurrieron de forma "casi simultánea", según el auto, apenas siete minudos después del despegue y a 21 kilómetros de la base de Herat.
Los ocupantes del segundo helicóptero interpretaron al observar "una llamarada de color naranja y humo" que sus compañeros habían sido alcanzados por un proyectil.
Poco después escucharon disparos, que según el auto, "resultaron ser detonaciones de la munición del primer aparato incendiado". Esto, unido al hecho de que varios de los supervivientes habían visto a algunas personas a unos 800 metros del lugar del siniestro, hizo pensar a los militares que se trataba de una emboscada. Incluso detuvieron a varios sospechosos. Pero ni las personas arrestadas tenían relación con el siniestro, ni se hallaron en la zona restos de artefactos con capacidad para derribar aeronaves, ni hubo reivindicación del ataque.
El auto añade que, según el perito, la baja altura del vuelo, a 50-60 pies (15-20 metros), era la adecuada para la misión encomendada, a pesar de que tras el accidente, el Ministerio de Defensa prohibió a los militares desplegados en Afganistán que sus helicópteros volaran a menos de 300 pies (100 metros) de altura, después de que la reconstrucción de lo sucedido en un simulador del helicóptero acabara también en siniestro.
El juez considera demostrada la pericia de los pilotos, con numerosas horas de vuelo, y descarta cualquier negligencia. La autopsia también ha revelado que los 17 militares fallecieron como consecuencia del siniestro y que se encontraban "en perfectas condiciones físicas en el momento del accidente".
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