Los presos de ETA y la izquierda 'abertzale' reclaman una paz "sin vencedores ni vencidos"
Dos antiguos reos de ETA escenifican con su firma la adhesión de todo el colectivo al acuerdo de Gernika, que apuesta por la desaparición de la violencia
Dos expresos de ETA han escenificado hoy con su firma la adhesión de todo el colectivo al acuerdo de Gernika, con el que la izquierda abertzale inició hace un año el camino hacia la paz y hacia la autodeterminación pero por medios "exclusivamente políticos". Hacía un año que los herederos de Batasuna impulsaron el acuerdo, y en presencia de Aralar, representantes de Bildu -EA Alternatiba e izquierda abertzale- han exigido al Estado español que dé pasos para avanzar en una "paz sin vencedores ni vencidos". En un comunicado que han leído varios portavoces de los firmantes del acuerdo, consideran un gran avance hacia la paz el paso dado por ETA al declarar un alto el fuego.
"Siendo una de las expresiones más violentas del conflicto", su decisión ha posibilitado que el acuerdo se active. Por otra parte, recriminan al Estado que sus "actitudes", entre las que citan el recrudecimiento de la política penitenciaria, detenciones, torturas e ilegalización de Sortu, "representan el principal peligro que tiene el proceso de paz". Aunque asumen que este tipo de procesos de paz son "largos y dificultosos", los firmantes se comprometen a trabajar por sumar más colectivos a su causa, y para ello han convocado una manifestación para el día 22 de octubre por las calles de Bilbao.
Subidos al escenario del teatro Lizeo de Gernika, los dos representantes de los presos de ETA, Jon Agirre Agiriano y Gloria Rekarte, recibieron un emotivo aplauso de los simpatizantes congreados en el coliseo. El más aplaudido, Jon Agiriano, fue excarcelado el pasado 3 de mayo, a sus 69 años, después de 30 años en prisión por los asesinatos de José María Piris, un niño de 13 años que murió al golpear un artefacto explosivo en la calle, y del marmolista José Arcedo Quiles, en Escoriaza (Guipúzcoa) el 24 de marzo de 1980.
Entre los asistentes estaban los representantes de las organizaciones que suscribieron el acuerdo, como Rufi Etxebarria, de la izquierda abertzale; Pello Urizar, secretario general de EA; Patxi Zabaleta, de Aralar, y Oskar Matute, de Alternatiba, además de la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, y numerosos dirigentes de la histórica Batasuna, como Tasio Erkizia y Txomin Ziluaga.
Los firmantes del acuerdo se marcaron como prioridad fundamental la socialización de un proceso de paz, que según dijeron ha de asentarse sobre cuatro pilares. "Debe ser integral para dar respuesta a todos los aspectos del conflicto, democrático, sin perdedores ni vencidos y dialogado".
En ese marco se fijaron varios objetivos políticos a medida que avance el proceso, como la mejora la situación de los "presos políticos", el fin de la doctrina Parot y los traslados a cárceles vascas; la legalización de todas las opciones políticas, en referencia a Sortu; la "paralización de los juicios políticos, acosos o persecuciones", y el reconocimiento de todas las víctimas.
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