"Me giré y me gritó 'Arriba España' y 'puto mono'"
Comienza el juicio contra el agresor de Miwa Buene, tetrapléjico por un brutal ataque racista.- Roberto Alonso, acusado de los hechos, se enfrenta a 12 años de cárcel
Roberto Alonso, acusado de la agresión que dejó tetrapléjico en 2007 al congoleño de 43 años Miwa Buene, ha negado en el juicio que se sigue contra él en la Audiencia Provincial de Madrid ser autor del brutal golpe que recibió la víctima. "Yo no soy racista", ha dicho. Además, ha añadido que tiene amigos "de color" y que se encontraba en la zona el día de la agresión porque fue a recoger su coche, aparcado en la zona de Alcalá de Henares en la que ocurrieron los hechos. "No soy xenófobo, ni tengo nada contra los inmigrantes", ha dicho Alonso.
El juicio ha comenzado tarde en la Sección 17ª de la Audiencia Provincial. Buene ha llegado a los juzgados en un taxi adaptado y rodeado de una nube de fotógrafos y periodistas. Pedro, hermano del ultra Roberto Alonso, ha defendido al acusado en la entrada de la Audiencia. "Mi hermano no es neonazi ni ultra", ha dicho, "es una persona con un trabajo normal". La responsabilidad de la situación de su hermano, según él, la tienen los medios de comunicación, que le han "acuchillado y declarado culpable antes de tiempo". Roberto Alonso de la Varga, de 32 años y vecino de Alcalá de Henares, se enfrenta a una pena de 12 años de cárcel. "El único perdón que le acepto es que vaya a la cárcel", resumía el pasado domingo Buene. Sin embargo, el inicio de la vista se ha retrasado por la negociación entre las partes. En lugar de 12 años de cárcel, las partes hablan de nueve años y seis meses de condena.
Miwa Buene ha narrado en la sala cómo fue su agresión el 10 de febrero de 2007, en Alcalá: "Me giré y me gritó 'Arriba España' y 'puto mono". Según ha explicado, recibió un golpe muy fuerte en la nuca y cayó al suelo inconsciente. Estuvo en coma 17 días, luchando entre la vida y la muerte.
Según el escrito del fiscal, sufrió la fractura de las vértebras cervicales de la 4 a la 6, lo que se tradujo en una tetraplejia inmediata y una gran invalidez, además de lesiones en la vejiga y el intestino neurógeno con incontinencia urinaria y fecal. Desde entonces requiere que alguien le ayude para todo. Tan solo puede moverse gracias a la silla de ruedas que maneja con la cara. Los forenses le han diagnosticado trastornos depresivos y psicóticos.
"No le había visto ni le conocía de nada", recuerda Buene, mientras su mirada se concentra en el patio de la residencia en la que vive. "Lo estoy pasando muy mal. Llevo tres años y medio fuera de mi casa. Tengo dos hijos, de 12 y 15 años, y no puedo verlos más que algunos días por estar ingresado aquí. Y lo peor es que estaré así de por vida, porque me ha roto la médula espinal", dice con una voz baja, fruto del dolor que sufre.
"Lástima que no estará toda su vida en la cárcel, como yo en la silla"
"Lo he pasado muy mal. Han sido meses muy difíciles, pero ahora estoy más tranquilo porque cada vez falta menos para que se sepa lo que pasó aquel día y sea condenado. Lástima que no pueda estar toda la vida en la cárcel como yo lo estaré en esta silla de ruedas", afirma mientras coge la mano de su esposa Mireille. Ella es la que lleva la carga de la lesión de su marido. Se pasa junto a su marido todas las horas que le deja su trabajo como moza de almacén. Entre ratos, saca huecos para cuidar a sus hijos y llevar la casa. Ahora al menos vive más cerca del centro de Vallecas y tarda menos tiempo en los desplazamientos. "Lo que fue un suplicio fue estar en el hospital de parapléjicos de Toledo. Estaba muy lejos y costaba mucho llegar, pero teníamos que estar allí porque era cuando peor lo pasó mi marido. Quería morirse", recuerda Mireille. En su gesto, el dolor, agravado por una reciente operación a la que ha sido sometido.
"Han sufrido mucho los dos y lo poco que hemos conseguido ha sido con mucho trabajo y poco a poco", recuerda Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, que ejerce la acusación particular. También piden 12 años de cárcel para el acusado."Otro de mis objetivos es que no se vuelva a repetir algo así, que los xenófobos no vuelvan a atacar a nadie. Ojalá sea un símbolo para demostrar a la gente que no podemos seguir así, con ataques a extranjeros porque tenemos un color de piel diferente", relata Buene. Este congoleño lleva nueve años y medio en España. Antes del ataque, trabajaba de intérprete de la Comisión Española de Inmigración. Habla cuatro idiomas (francés, español, inglés y suajili).
El fiscal y la acusación particular piden que a Alonso le sea aplicado la agravante de racismo. El Movimiento contra la Intolerancia también solicita las agravantes de alevosía y abuso de autoridad, al haber golpeado a Buene por la espalda. "Lo que está claro es que la agresión se produjo porque se trata de una persona negra y eso tiene mayor castigo en el Código Penal", afirma Esteban Ibarra. También pide 400.000 euros como responsabilidad civil. Por el contrario, la defensa de Alonso pide la libre absolución porque en su opinión no ha quedado acreditado que exista delito.
Alonso está en prisión desde el 13 de noviembre de 2007, justo nueve meses después de la agresión. El Juzgado número 6 de Alcalá de Henares solo abrió diligencias e impuso al imputado la obligación de presentarse cada 15 días a firmar. Ni siquiera informó al fiscal hasta pasados siete meses y eso, tras la denuncia del Movimiento contra la Intolerancia. "Desde luego, la justicia actuó mal al principio", critica Buene.
El acusado, con un antecedente por atentado contra la autoridad y otro por robo con fuerza, se caracteriza por su gran corpulencia, su pelo rapado y sus pronunciadas patillas.
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