La crisis griega entra en campaña
Rajoy descarta un rescate de España pero dice que sí afecta y es "muy preocupante" -El PSOE pide al PP que deje de cuestionar la solvencia de la economía nacional
Hace exactamente un año, España vivió el fin de semana político más intenso tal vez desde el 11-M. Por entonces, el PSOE sufría con la crisis pero las encuestas hablaban aún de una victoria del PP por la mínima. Incluso de un empate técnico. Algunos sectores populares se impacientaban ante la incapacidad de Mariano Rajoy de abrir brecha.
El líder del PP había probado de todo. Incluso aprovechó la crisis griega, entonces en pleno apogeo, para atacar al Gobierno. "España no es Grecia, pero Grecia está como está por hacer políticas como las que lleva a cabo en España Zapatero", dijo el 4 de mayo de 2010, obviando que la crisis helena había surgido con un Gobierno conservador, socio del PP. Aún así, no remontaba.
El 'nuevo' Rajoy, que se siente vencedor, teme pasarse de frenada
El argumentario del PP enumera malos datos económicos, el del PSOE lo contrario
Sin embargo, esa crisis griega, su efecto contagio sobre la deuda española, y la presión de Europa y otros -ese fin de semana hasta Barack Obama llamó a José Luis Rodríguez Zapatero- forzaron el más claro giro de 180 grados de la política del PSOE tal vez desde el referéndum de la OTAN en 1986. Y el PP, que no apoyó ese recorte en el Congreso ese 12 de mayo de 2010, empezó a subir y subir. Desde entonces, el PSOE no para de hundirse en las encuestas.
Ahora, cuando se cumple un año de ese fin de semana clave, una nueva crisis griega se ha colocado en el primer plano de la economía española. Y Rajoy, de nuevo, parece haber visto en este asunto un arma para rematar al PSOE, a solo dos semanas de unas elecciones que podrían cambiar el mapa del poder y abrir paso a una duradera hegemonía del PP que caminaría ya sin oposición autonómica hacia La Moncloa.
De nuevo es Grecia la que, un año después, ofrece a Rajoy munición. Y el líder del PP, pese a que últimamente ha moderado su discurso económico y no es ni de lejos tan catastrofista como su mentor, José María Aznar, no desaprovechó la ocasión para introducir el miedo griego en la campaña.
El PSOE, que ya hace un año criticó a Rajoy por "no arrimar el hombro", se lanzó en tromba contra el líder del PP por "cuestionar la solvencia de España".
Ya el día anterior, en Santa Cruz de Tenerife, Rajoy había avisado: "Las cosas se pueden complicar mucho más". Ayer, ante un grupo de empresarios en Vigo, con Alberto Núñez Feijóo, que también advirtió de lo delicado de la situación, Rajoy lanzó sus temores, aún matizados: "Lo que pase en Grecia nos afecta mucho. Hay muchos rumores sobre reestructuración de su deuda. Esto genera grandes tensiones en los mercados que afectan a España", dijo.
Ahí llegó el nuevo Rajoy, que se siente vencedor y teme pasarse de frenada. Como hizo hace un mes en Alemania, en un viaje para visitar a Angela Merkel, insistió en que él descarta el rescate para España. Pero dejó caer que la situación es grave: "Yo creo que los rumores son infundados. Soy de los que cree que España no va a necesitar ningún rescate, pero todas estas cosas dificultan la financiación. El diferencial se ha puesto en 220 puntos básicos, es un tema enormemente preocupante para un país tan endeudado como el nuestro".
El argumentario distribuido ayer por el PP a sus candidatos -titulado "las autoridades económicas advierten que el Gobierno socialista perjudica seriamente la economía española"- se centra en recolectar datos de las malas perspectivas de España.
Mientras, el argumentario del PSOE señala lo contrario, esto es, que "todos los organismos internacionales y medios de comunicación más influyentes coinciden en que las medidas del Gobierno han salvado a España".
Rajoy aprovechó el foro para desgranar sus propuestas más conocidas, entre ellas reducciones de impuestos para pymes y la posibilidad de descolgarse de los convenios colectivos sectoriales.
Rajoy cargó contra el Ejecutivo, ya que en su opinión todo es un problema de confianza: si hay elecciones y cambia el Gobierno, dice, volverá esa confianza, los inversores invertirán, los bancos prestarán y los empresarios contratarán. "Lo triste es que tenemos que estar pendientes de lo que pasa fuera, cosa que no les pasa a otros países como Alemania", señaló.
En realidad, Merkel está concentrada en la crisis griega: los bancos alemanes están entre los principales acreedores de la deuda helena. Pero para el líder del PP la clave no es esa. La solución a todos los problemas está muy clara en su discurso y es una sola: que él llegue a La Moncloa.
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