La corrupción pasa factura a los políticos catalanes
El paro y la precariedad laboral sigue siendo el principal problema, según el CEO
Los diversos casos de corrupción han pasado factura en la confianza de los catalanes hacia los políticos, puesto que la insatisfacción con la política ha crecido 22 puntos y se sitúa en su segunda preocupación, sólo precedida por el paro, mientras que la inmigración recula hasta el cuarto lugar. Así lo indica la última encuesta elaborada por el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat. La encuesta fue elaborada en base a 1.400 entrevistas telefónicas a catalanes mayores de 18 años realizadas entre el 5 y el 22 de diciembre.
El paro y la precariedad laboral sigue siendo el principal problema para los catalanes, pasando del 55,4% en 2008 al 64% en 2009. El tercer lugar lo ocupa el funcionamiento de la economía, que preocupa al 28,5% de los encuestados.
También da un salto para arriba en la lista las relaciones Cataluña-España. Esta cuestión pasa de ser el noveno problema (8,9%) en 2008 al quinto lugar (23%) en 2009, en un momento en el que se ha avivado la tensión política a raíz de la esperada sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estatut.
Desafección política
Pero el cambio más notable en la opinión de los catalanes en el año que acaba de finalizar es que la insatisfacción con la política y los políticos escala nada menos que nueve posiciones y ya es el segundo problema, una opinión en la que han influido escándalos de corrupción como los casos Pretoria, Gürtel y Millet, según el director del CEO, Gabriel Colomé.
La mayoría de los catalanes (35%) achaca principalmente el problema de la desafección al gobierno autonómico, mientras que el 23% culpa al Gobierno central.
Los catalanes siguen apoyando la tarea de su ejecutivo, aunque con un aprobado raspado (5,01), dos décimas menos que en 2008 (5,26). Una "buena calificación" según Colomé, dado un contexto de crisis económica que "lleva a muchos gobiernos del entorno a ser suspendidos" por sus ciudadanos.
Paradójicamente, los votantes de ERC suspenden la tarea del líder del tripartito, el presidente José Montilla. Si bien en 2008 los republicanos puntuaron con un 5,29 la tarea del gobierno catalán, algo por encima de la media catalana, esta vez los votantes del partido independentista se desmarcan.
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