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Los controladores aéreos denuncian peligro de accidentes en el Estrecho

Fomento lo niega y achaca las acusaciones a la batalla por el recorte de sueldos

Javier Martín-Arroyo

"Están fallando todas las barreras de seguridad (...) Esta situación no se puede ni debe mantener un minuto más". La alarma sobre los vuelos en el Estrecho de Juan Carlos Fontecha, jefe de supervisión del área sur de la Península, enumera en una comunicación interna las "peligrosas situaciones" que se producen en la Bahía de Algeciras. En el último mes esta ha registrado cinco incidentes, cuando la media estriba entre dos y tres al mes en toda la región sur, según los controladores. La inauguración del helipuerto de Algeciras esta semana es otro argumento más para las voces que alertan de que la seguridad aérea en el Estrecho está en peligro.

El 20 de mayo un avión de British Airways se topó de frente, a solo dos millas, con un helicóptero ambulancia, justo antes del viraje para aterrizar en Gibraltar. El avión aceleró para ascender y pudo evitar la colisión. Y es que las maniobras de aproximación al aeropuerto pasan justo por la vertical del nuevo helipuerto.

El escollo de fondo es el aeropuerto de Gibraltar, sin acuerdos con España

De fondo late la espinosa realidad del aeropuerto de Gibraltar, sin procedimientos estandarizados y acuerdos con España al no reconocer esta a la colonia británica, lo que dificulta seriamente el peliagudo trabajo de los controladores que supervisan el cielo del Estrecho desde el aeropuerto de Sevilla. AENA, la empresa pública que gestiona los aeropuertos, admite la compleja situación que "fuerza a una forma de trabajo diferente y que en algunos casos implica que la seguridad de las operaciones sea difícil de garantizar". Así lo avisó el director de calidad, seguridad y certificación, Juan Alberto Cózar, en una carta a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) el pasado abril. "Esta situación es difícil de corregir por la situación política del aeropuerto, pero se ha de paliar de alguna manera", añadía.

El Ministerio de Fomento achaca las denuncias a la batalla emprendida por los controladores ante el recorte salarial (un 40% en salarios medios anuales de 340.000 euros) y responde que la seguridad no está en juego. "Los controladores de Sevilla están llevando sus reclamaciones salariales al terreno de la seguridad. No es cierto que esta esté comprometida", asegura un portavoz. El ministro José Blanco no admitió preguntas en la apertura del helipuerto.

La tensión es máxima en la sala de control del aeropuerto sevillano. En el último mes, cuatro controladores han sido atendidos por crisis de ansiedad y alteraciones cardiacas. "Esto es de locos. Una carga de tráfico normal para un solo controlador son 12 aviones simultáneos. Aquí se alcanzan picos de 25 o 30 aviones, con 6.000 pasajeros en total y todos a mil kilómetros por hora", subraya escandalizado uno de ellos.

Tras las alertas internas, el sindicato Aprocta presentó una denuncia admitida a trámite en los juzgados de Algeciras por un delito de imprevisión, imprudencia o impericia en el tráfico aéreo, y pide la declaración judicial de seis altos cargos de AENA y AESA.

El tráfico aéreo ha aumentado en la zona de manera exponencial: aviones militares españoles y británicos, civiles desde Gibraltar, aeronaves de salvamento marítimo, de inspección pesquera, de emergencias sanitarias, líneas regulares de helicópteros, avionetas de publicidad... Andrés Torrecilla, director de operaciones de navegación aérea, recuerda que los pilotos de la nueva línea de helicópteros Algeciras-Ceuta, que arranca hoy, operan según reglas de vuelo visual. "Con Gibraltar no hay protocolo formal pero sí un manual operativo en el centro de control de Sevilla. Ningún avión sale o entra sin comunicar con Sevilla". La sombra de un accidente aéreo está para el Gobierno muy lejana y para los controladores a la vuelta de la esquina si nada cambia. "El que no quiera verlo, que no lo vea. No es una cuestión reivindicativa, están locos", exclama uno de ellos.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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