La banda que robó 400 kilos de 'coca' lo celebró dos días en un burdel
Los ladrones de Barcelona tenían el amparo de guardias civiles y policías
La banda de narcotraficantes que robó 400 kilos de cocaína en el puerto de Barcelona, en un asalto que destapó una presunta trama de guardias civiles y policías nacionales corruptos, celebró su logro en una fiesta en un club de alterne que reservaron para ellos solos y que duró dos días. Por su presunta implicación con esta trama de corrupción policial, que investiga un juzgado de Martorell (Barcelona), están imputados una decena de delincuentes con múltiples antecedentes, así como 10 agentes de la Guardia Civil -entre ellos un teniente coronel-, dos ex inspectores del Cuerpo Nacional de Policía, dos abogados y un periodista.
Según figura en el sumario, los narcotraficantes, que tenían los teléfonos pinchados, se mostraron "eufóricos" por el éxito de su golpe, en enero de 2005, y en sus conversaciones alardearon del mismo con comentarios como "la faena bien hecha no tiene fronteras", este robo nos "ha cambiado la vida" o "esto es un regalo de Dios". Tan exultantes estaban que, inmediatamente después del asalto, varios de los miembros de la red organizaron una fiesta que se prolongó durante dos días en un club-hotel de alterne que habían reservado para ellos solos.
Los agentes alertaban a los asaltantes cuando eran investigados
Según el sumario, los narcotraficantes, amparados en su condición de "confidentes", lograron el "respaldo claro" de algunos guardias civiles y policías nacionales para llevar a cabo "con gran impunidad" sus actividades delictivas. "Y lo que es peor", agrega el instructor en el sumario, los narcotraficantes lograron "corromper a estos policías" para integrarlos en el grupo, de forma que aportaron informaciones que conocían en virtud de su cargo, a cambio de contraprestaciones "económicas y/o en especies".
Los miembros de la organización disponían de "permanentes alertas" respecto a las investigaciones de que eran objeto, al tiempo que se les asesoraba para detectar los servicios de seguimientos y vigilancia e incluso se les daban a conocer los números de matrículas de los vehículos policiales camuflados.
No obstante, la banda demostró una enorme torpeza en el asalto: se equivocaron de contenedor y tuvieron que regresar al día siguiente para consumar el robo, aunque sólo lograron llevarse una pequeña porción de los 1.100 kilos de cocaína ocultos entre cajas de gambas congeladas.
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