Touriño explota la mala imagen del PP

El PSdeG empieza a ver las orejas al lobo. Las encuestas detectan una gran desmovilización, y los socialistas temen que la abstención de la izquierda, de esos miles de personas que hace cuatro años votaron para echar a Manuel Fraga, sea letal. Por eso, la campaña de Emilio Pérez Touriño ha dado un giro. Ha dejado el tono presidencial de los primeros días y, en un tono mucho más contundente, el candidato trató ayer de movilizar a esa izquierda recordándole qué pasaría si el PP recuperara la mayoría absoluta. Para hacerlo explotó al máximo la mala imagen del PP. "Feijóo pretende usar Galicia para ayudar a Rajoy a reconquistar La Moncloa. El PP gallego será una fotocopia del partido de Aguirre y Camps. Pero Galicia no se vende", llegó a decir.

Mientras el PSdeG trata de explotar la mala imagen del PP en pleno escándalo de corrupción y espionaje, el candidato popular huye de la marca de su partido. "Mis únicas siglas son Galicia", ha llegado a decir. Además, el candidato sólo ha coincidido con Rajoy en un acto, a pesar de que el líder va a estar en Galicia 12 de los 15 días de la campaña. Y encima distingue entre dos PP, el quemado con la crisis y el que se ha salvado, de momento. Ni Francisco Camps ni Esperanza Aguirre, los más tocados, harán campaña. Camps ha suspendido el acto que tenía previsto hoy en Lugo. Pero mientras Aguirre falla, Alberto Ruiz-Gallardón estará tres días. Y ayer Feijóo se fue hasta Ferrol para dar un mitin multitudinario con el alcalde, lejos de Rajoy, que estaba en A Guarda. El candidato del PP no dijo ayer nada del precio del coche de Touriño, uno de sus elementos preferidos de campaña, tal vez porque sabía que el de Gallardón, como ha denunciado el PSdeG, es aún más caro.

El teatro se llenó a reventar. Gallardón ofreció un discurso más propio de un jefe de la oposición que de un alcalde. Explicó que sólo el PP garantiza el futuro de Galicia porque el PSdeG está entregado al BNG y su nacionalismo, que, para él, en el siglo XXI ya no tiene sentido. "Puedo entender que lo acogieran algunos románticos en el siglo XIX. Pero hoy, con la crisis global, somos pocos en Galicia, en España y en Europa para hacerle frente. Nuestros hijos van a competir con los que se han educado en Berlín o en Los Ángeles. No podemos tener una mirada cerrada". Aunque aún más que las reflexiones de fondo de Gallardón, a los militantes ferrolanos les habían gustado algunos excesos de los teloneros. Como el del jefe local, José Manuel Rey, que fue muy celebrado: "Un amigo me explicó la diferencia entre desgracia y tragedia. Una es que una desgracia es que una ola se lleve a Touriño mar adentro. Y una tragedia es que otra ola lo devuelva a la orilla".