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Rajoy cambia su estrategia de confrontación por el entendimiento con el nacionalismo moderado

El presidente del PP lanza guiños para alcanzar pactos con CiU, PNV y Coalición Canaria

El PP ha cambiado de estrategia en su relación con los partidos nacionalistas moderados ante la proximidad de las elecciones generales y empieza a cambiar su actitud de confrontación por la del entendimiento. Mariano Rajoy dirigió ayer un guiño a Convergència i Unió (CiU), a la que llamó al entendimiento si gana las próximas elecciones generales. Un guiño extendido a Coalición Canaria, a la que apoyará para que gobierne en las islas desplazando al partido ganador el 27-M, el PSOE, liderado por Juan Fernando López Aguilar. Y al PNV, con el que también está dispuesto a pactar, según dijo con motivo de la visita de su presidente, Josu Jon Imaz, el pasado 8 de mayo a Madrid.

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El presidente del PP, Mariano Rajoy, apuntó ayer la posibilidad de un entendimiento con CiU si gana las elecciones generales previstas para 2008 y rememoró la situación creada en 1996, cuando los populares ganaron las elecciones por vez primera. "En aquella ocasión también parecía difícil y se logró el acuerdo. Ahora creo que estamos en una buena situación", señaló ayer Rajoy a La Vanguardia. El líder del PP ya recordó durante la campaña del 27-M la "positiva experiencia" de sus pactos con CiU.

Rajoy cree que se pueden superar los graves escollos del Estatuto de Cataluña, pactado entre socialistas, convergentes y ecosocialistas, cuyo texto el PP ha recurrido ante el Tribunal Constitucional. Respecto a la última etapa del Gobierno de Aznar, de 2000 a 2004, en la que sus relaciones con CiU fueron gélidas, Rajoy dice: "Probablemente todos cometimos errores. Lo que hay que intentar es que todas las etapas sean como la de aquel primer Gobierno, entre 1996 y 2000, en que los pactos fueron claros, transparentes y respetados".

"Como ya dijo Josep Antoni Duran, en CiU tenemos memoria y dignidad. Que se vayan olvidando de pactar", señaló a EL PAÍS un alto dirigente de Convergència i Unió. Han de cambiar mucho las cosas para que los nacionalistas puedan firmar, tal como pretende Rajoy, un nuevo pacto.

Si CiU ha podido, en los comicios del 27-M, amortiguar una caída que todos sus dirigentes auguraban estrepitosa, ha sido gracias a que sus electores han olvidado los pactos de antaño con el Partido Popular (1996-2004). De ello se ha encargado en gran medida la dirección nacionalista, que abomina públicamente de cualquier alianza con los populares cada vez que el asunto sale a colación.

Pero la puerta nunca está del todo cerrada. Eso sí, antes de sentarse a hablar, los nacionalistas piden gestos de distensión. El portavoz de los diputados de Unió Democràtica en el Congreso, Josep Sánchez Llibre, tiene claro por dónde empezar: "El PP tiene que hacer gestos ya, como la retirada del recurso contra el Estatuto catalán. Después podríamos hablar".

El presidente de CiU, Artur Mas, fijó el pasado viernes las cuatro condiciones para llegar a cualquier pacto con PSOE o PP tras las elecciones: despliegue íntegro del Estatuto catalán; mantener abierto el proceso de descentralización del Estado y políticas concretas para el fomento de la familia y la economía productiva.

Rajoy ha intentado el acercamiento con el PNV a través de su presidente, Josu Jon Imaz, con el que se ha entrevistado dos veces. La primera, durante el alto el fuego de ETA, y la segunda en febrero. En este encuentro Imaz fue acompañado por el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran.

Imaz suele evitar hacer futuribles sobre pactos. Se limita a señalar que su pretensión es mantener buenas relaciones con todos los partidos democráticos, incluido el PP.

Lo que sí le parece fundamental a Imaz es superar el enfrentamiento del PP contra el Gobierno en política antiterrorista y lograr una concertación entre los partidos democráticos ante el riesgo de un regreso de ETA a las armas. El pasado 8 de mayo propuso unas bases mínimas de pacto antiterrorista: acuerdo entre partidos sobre condena del terrorismo; apoyo a los mecanismos policiales para hacerle frente; solidaridad y apoyo a las víctimas sin uso partidista; el futuro político de Euskadi no se puede negociar con ETA; aplicación de los mecanismos del Estado de derecho sin políticas de excepción y abordar un cierre dialogado sólo cuando haya en ETA voluntad inequívoca de cesar la violencia.

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