Rajoy admite su derrota y felicita a Zapatero

Anoche acabaron ocho años de Gobierno popular. A las 22.45, Mariano Rajoy, flanqueado por el presidente, José María Aznar; el vicepresidente Rodrigo Rato; el jefe de campaña, Gabriel Elorriaga; la coordinadora de Organización, Ana Mato; la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, compareció ante los periodistas en la sede de su partido. Allí asumió la derrota, felicitó a José Luis Rodríguez Zapatero, enfatizó su "orgullo" por haber trabajado a las órdenes de Aznar y pidió al próximo presidente del Gobierno que tenga en la lucha antiterrorista su primera prioridad. A las once en punto, Rajoy y Aznar se asomaron a la ventana de Génova para, de la mano, saludar a sus militantes congregados en la calle.

"Acabo de llamar al secretario general del PSOE, el señor Rodríguez Zapatero, para felicitarle por su victoria electoral", arrancó Rajoy. "Los resultados muestran que ha sabido hacerse acreedor de la confianza de una mayoría de españoles y el Partido Popular reconoce y acepta el veredicto de las urnas".

Tras esa asunción de la derrota, Rajoy apuntó que la cadena de atentados del 11-M ha sido determinante para el vuelco electoral. Han sido, afirmó, "unas elecciones generales inexorablemente marcadas por la conmoción ante las trágicas consecuencias del atroz atentado". Pero lo mejor, subrayó, ha sido la "elocuente" participación "del pueblo español".

Rajoy elogió "el ejemplar civismo de la conducta de los electores" y lo consideró un "expresivo homenaje a la memoria de las víctimas y una serena respuesta ciudadana a la bárbara agresión de que España ha sido objeto". Tras esta mención a los atentados que, aparentemente, le han costado la posibilidad de formar Gobierno, Rajoy agradeció el voto a los "millones de españoles" que ayer respaldaron en las urnas al PP. A ellos, a los candidatos y a los militantes y simpatizantes populares les dijo que "no verán defraudada esa confianza". Y les dio las gracias por su ayuda en "una campaña tan abrupta y trágicamente interrumpida".

Rajoy afirmó que su partido actuará con "responsabilidad" porque es "uno de los grandes partidos nacionales". Eso lo hará "desde su situación de leal oposición" en el "marco de nuestro ordenamiento constitucional".

Derrotar al terrorismo

El líder del PP reiteró su convicción de que España requiere "estabilidad institucional y un Gobierno con capacidad de decisión". Para atornillar esa estabilidad, el PP sí ha obtenido mayoría en el Senado, que es imprescindible, por ejemplo, para una reforma de la Constitución o los Estatutos.

Rajoy pidió a Zapatero que, "más que nunca", tenga la "lucha antiterrorista como prioridad", con el objetivo de "derrotarlo desde la unidad de los partidos". Y aseguró que está a su total disposición para ello.

Como declaración de principios, proclamó: "España es una gran nación". Y como tal, reiteró la convicción del PP de que se mantenga "el actual orden constitucional", es decir, que no prosperen ni el plan Ibarretxe ni una reforma del Estatuto de Cataluña que supere lo previsto en la Constitución.

Inmediatamente, Rajoy elogió los ocho años de Gobierno de José María Aznar, sobre todo por sus logros económicos. Los cuatro millones de empleos, el déficit cero, la convergencia con Europa... "Salimos del Gobierno con las manos limpias y dejando las cuentas claras y en orden". E hizo una la loa al presidente: "Como español, estoy orgulloso de haber estado a las órdenes de José María Aznar. Muy orgulloso".

Rajoy, además, se comprometió a continuar "en este proyecto político" con el que subrayó su "identificación". Es decir, no dimitirá. Y todo para que el PP "en un futuro próximo recupere la confianza de la mayoría de los españoles". Concluyó reiterando su "lealtad al Rey".

Los cargos del PP que se agolpaban en el pasillo que da a la sala de prensa de la sede central del PP en la madrileña calle de Génova prorrumpieron en un aplauso. Rajoy dejó para hoy las preguntas de los periodistas y se fue con Aznar a saludar a su afición.

El PP había asumido la derrota bastante antes. A las 21.45 de la noche, cuando el voto escrutado iba aún por el 60%, fuentes del PP admitieron que el PSOE ganaría "de largo" las elecciones.

La noche no había empezado así. Gabriel Elorriaga, jefe de campaña de Rajoy, optó poco después de cerrarse las urnas por el optimismo. Dijo confiar en que el escrutinio siguiera un patrón similar al de las últimas elecciones autonómicas de Madrid: entonces hasta mucho más allá del 80% escrutado, el PP perdía las elecciones. Pero se equivocó. Es verdad que a primera hora de la noche el recuento sí pareció darle la razón. Pero esa esperanza de remontada se quebró a partir del 22% del escrutinio.

Y fuentes del PP lo asumieron con el 60% escrutado, con el convencimiento de que la cadena de atentados el jueves 11 de marzo ha sido determinante.

Con el 99,88% del voto escrutado, el PP tendrá sólo 148 escaños en el Congreso de los Diputados frente a los 183 de la última legislatura. Le votaron 9.619.873 ciudadanos, 700.000 menos que hace cuatro años. Le dio su confianza menos gente a pesar de que ayer la participación fue muy superior, el 77,22%, frente al 68,71% de hace cuatro años, cuando el PP ganó por una amplia mayoría absoluta.