El PSOE arropa a Zapatero para que lance su proyecto económico estrella
El Gobierno aprobará el viernes la ley de economía sostenible y su estrategia
"El PSOE ha protagonizado siempre los grandes cambios de apertura e innovación; ahora toca liderar la gran tarea de la renovación de la economía". La tesis del espíritu reformista del PSOE envolvió ayer el discurso del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que le condujo al anuncio de que el próximo viernes el Consejo de Ministros aprobará la ley de economía sostenible y una estrategia adjunta, punto de partida "de la transformación de la economía española". El paso siguiente será convocar, previsiblemente el 14 de diciembre, la Conferencia de Presidentes, órgano que reúne a los presidentes de las comunidades autónomas, para hacerles partícipes de este proyecto.
Las reformas que va a proponer serán de un calado tan profundo como las que emprendió en los años ochenta su antecesor socialista en la presidencia del Gobierno, Felipe González, ayer presente, junto a un nutrido grupo de ministros de esos años. Éste es el espíritu que transmitió Zapatero y su entorno. No hubo duda de que el presidente del Gobierno quería dar gran empaque al proyecto que se trae entre manos, al compararlo con lo que hizo González, con quien intercambió gestos de complicidad.
Aunque la relación no es muy estrecha ni frecuente, González siempre acude a las llamadas de Zapatero y de los dirigentes del partido del que fue máximo dirigente durante más de 20 años. Y ayer era un día políticamente muy importante para el líder del PSOE.
Por fin, Zapatero puso fecha a la aprobación del proyecto que ocupa a su Gobierno desde hace varios meses y en torno al cual, por su multiplicidad de consecuencias y las reformas que conlleva, girará los más de dos años y medio que resta de legislatura.
El líder socialista hizo este anuncio en un acto preparado desde hace semanas con el que se ponía el broche a los dos meses de explicaciones que el PSOE ha dado por toda España, en actos de partido, sobre lo que el Gobierno hace contra la crisis económica. Pero cuando subió a la tribuna del Palacio Municipal de Congresos de Madrid, ante 4.000 personas, y tras una presentación innovadora en la que ministros y presidentes autonómicos socialistas elogiaban las políticas de Zapatero y las suyas propias, avisó de inmediato de que no iba a hacer balance de lo hecho.
"Éste es el primer acto de la gran propuesta de renovación de la economía para que España crezca con fuerza y con cohesión social a través de reformas de envergadura". Y lo dijo en tono muy serio con el afán de llevar al ánimo de los que le escuchaban que lo que propone es de suma trascendencia y el comienzo "de una nueva etapa para España". Ni asomo, eso sí, de concreción sobre qué medidas se van a adoptar, aunque sí las áreas o materias que se tocarán para que el crecimiento de la economía se sustente sobre los cimientos "del conocimiento y de la innovación".
Aunque el peso de la ley lo lleva la vicepresidenta económica, Elena Salgado, en la misma trabajan otros ministros y altos cargos, porque aunque las reformas van destinadas a cambiar el modelo de crecimiento, se verán afectadas las administraciones públicas, la educación -formación profesional y universidades- la política energética, ambiental, de igualdad entre hombres y mujeres, y laboral. Sí, por fin, el Gobierno ya ha dado el paso de reconocer que va a haber reforma laboral, "aunque con absoluto respeto a los derechos de los trabajadores".
Zapatero sazonó su discurso anunciador de reformas con una apostilla constante: la protección social no se toca, ya que, aunque "lo peor de la crisis ha pasado", hasta finales del año próximo no se verá la luz que es cuando se empiece a crear empleo, según sus previsiones.
El sistema se enmarcará "en la economía social de mercado, con reglas claras, no con una economía de casino", aseguró. Le va a pedir al presidente del PP, Mariano Rajoy, que "por una vez" arrime el hombro, aunque no aclaró si le propondrá una negociación bilateral o se hará en el marco general del Parlamento.
Jazz y alfombra roja
La escenografía de ayer se salió de los usos habituales. El único orador fue José Luis Rodríguez Zapatero, con una breve intervención del líder del Partido Socialista de Madrid, Tomás Gómez. Se contrató a la banda de música Wall Big Band, que hizo una versión de jazz de la sintonía del PSOE y a tres presentadores desconocidos. Éstos salían al encuentro de presidentes autonómicos, miembros del Gobierno y dirigentes del PSOE, y simulando ser reporteros, les formulaban preguntas para que sobreviniera el elogio a las políticas de los socialistas.
La representación se hacía mientras avanzaban por una alfombra roja que les conducía a su asiento. Ni gradas ni lugares preeminentes; todos a la misma altura y los jefes del partido mezclados con chicos y chicas de Juventudes Socialistas.
Entre el público, muchos ex ministros de Felipe González: José Barrionuevo, Claudio Aranzadi, Rosa Conde, Tomás de la Quadra y Javier Moscoso, entre otros. La música y las risas quedaron para la presentación. La seriedad del gesto y del tono que Zapatero imprimió a su intervención no invitaban a la broma.
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