El PP vasco opta por la cautela
"No dice nada tan grave si lo pones todo en fila". La frase de un alto dirigente del PP vasco refleja la opinión de su partido ante la propuesta del lehendakari, que los populares atribuyen principalmente a una "táctica muy electoral" que pueda terminar dándole algún rédito a Rubalcaba en las urnas el 20-N.
Por ello, el PP no va a convertir en Euskadi esta propuesta "más de forma que de fondo" en un motivo de ataques especiales a su socio de Gobierno, con el que se dispone a pactar en unas semanas por tercera vez consecutiva los Presupuestos de Euskadi. El líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, cumplió así ayer el capítulo de las críticas, pero reprochó más a López que "meta a ETA en campaña" que el propio contenido de su iniciativa. El PP quiere sacar a la banda del debate electoral porque considera que ello termina además favoreciendo a la izquierda abertzale. Por ello, su principal interés en Euskadi, y así diseña su campaña, es centrarse en hablar de economía, donde se siente más cómodo y más le beneficia el tirón de Rajoy.
Los populares vascos quieren hacer compatible un discurso constructivo y "esperanzado", que planteará incluso en la campaña, de que se puede llegar al final del terrorismo con firmeza con dejarle claro a la izquierda abertzale que cualquier puerta abierta pasa por su cambio de actitud. La cuestión es de foco: quien debe moverse es ETA, no los demócratas, y entonces "habrá gestos", apuntan fuentes populares. "Cuando haya hechos que acrediten que alguien ha roto con ETA, reconoceremos hechos", recalca un parlamentario.
Rajoy ha trasladado a la cúpula del PP vasco que "hay que darle a gente una esperanza de poder acabar" con el terrorismo. Pero, al tiempo, deja hacer a los suyos en otros puntos de España el discurso más duro, que su electorado allí recibe bien.
El PP no puede obviar que el Congreso aprobó por unanimidad el 10 de noviembre de 1998, menos de un mes después de que ETA declarase una tregua, instar al Gobierno a que pusiese en marcha medidas de una política penitenciaria "consensuada, dinámica y flexible", los tres adjetivos usados por López en su propuesta. En el banco azul se sentaban ese día José María Aznar como presidente del Gobierno y Rajoy como ministro de Administraciones Públicas. Durante esa tregua, en 14 meses el Gobierno de Aznar excarceló a 180 etarras, 135 fueron acercados a Euskadi, disminuyeron las detenciones y se invitó a volver a 304 prófugos.
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