Malasaña, barrio sitiado
Una batalla campal, por segundo día consecutivo, entre jóvenes y policías nacionales y municipales acaba con 46 heridos y 8 detenidos.- Un policía sufre una fractura grave en el antebrazo izquierdo
Malasaña se ha convertido esta madrugada, por segunda noche consecutiva, en una zona de guerra. Decenas de dotaciones policiales municipales y nacionales han cargado con pelotas de goma, porras e incluso bengalas contra los cientos de jóvenes que celebraban la víspera del Dos de Mayo. Los noctámbulos que cruzaban las calles de San Vicente Ferrer, la Palma y San Andrés han tenido que correr ante el avance de las fuerzas policiales, entre botellas rotas, cubos de basura volcados y restos de ladrillos pisoteados. La policía (municipal y nacional) había desplegado un amplio dispositivo con decenas de coches patrulla y había acordonado la plaza del Dos de Mayo para evitar los altercados de ayer lunes, que acabaron con 22 heridos, la mitad policías, y 12 detenidos. Pero el resultado ha sido peor: 46 heridos leves (12 de ellos, policías), con brechas en la cabeza y contusiones, y 8 detenidos. El único herido grave ha sido un agente que ha sufrido una fractura en el antebrazo izquierdo.
Los enfrentamientos con la policía han comenzado como ayer, según varios testigos, hacia las dos y media de la madrugada. Los agentes han instado a los jóvenes a que se dispersaran pero algunos han reaccionado lanzando botellas y piedras. Municipales y nacionales han cargado y han cerrado varias calles. Algunos jóvenes han volcado contenedores de restos de vidrio y cubos de la basura y han montado barricadas. Un agente municipal con un casco de motociclista blanco bloqueaba el paso a Tribunal, desde San Vicente Ferrer, a varios adolescentes. Les aconsejaba que dieran media vuelta si no querían atenerse a las consecuencias. Una chica le ha respondido: "No he hecho nada para llevarme palos". El policía ha solucionado la cuestión con un: "Me cago en tu puta vieja".
La fuerzas policiales han mostrado las maneras expeditivas del día anterior y han vuelto a golpear a transeúntes que no tenían nada que ver con los enfrentamientos. En la calle de Fuencarral, cerca de Tribunal, un grupo de policías nacionales ha arrinconado a tres veinteañeros que se iban hacia Gran Vía y les han propinado varios porrazos. El peor parado ha sido un chico al que le han abierto un corte en la cabeza que sangraba abundantemente. Se ha quejado a gritos pero sus compañeros han tenido que llevárselo a la fuerza porque se acercaban los agentes. El dispositivo policial ha sido mayor que el de ayer, con decenas de coches patrulla municipales y furgones nacionales apostados en la calle de San Bernardo, en la plaza del Dos de Mayo.
Entre pelotas de goma y una bengala
El sonido de las pelotas de goma martilleaba de fondo mientras los furgones de la policía nacional recorrían las calles de San Bernardo y Fuencarral, que flanquean el barrio de Malasaña. Decenas de cubos de la basura volcados obstaculizaban el paso en varias calles y en la Palma alguien había cruzado un contenedor de escombros. En la plaza de San Ildefonso ardía un contenedor de botellas y en la misma calle de la Palma, a la altura de San Andrés, los antidisturbios lanzaban una bengala que caía en medio de un grupo de jóvenes, que han huido corriendo, según una testigo. Varios locales de la zona, como el Penta, en San Andrés, han recomendado a la clientela que no saliese a la calle.
Los servicios médicos del Samur han vuelto a instalar un hospital de campaña en la glorieta de Bilbao y han informado de que los heridos han sido cuarenta, la mayoría de carácter leve, con cortes y contusiones. Sólo uno, un policía, ha sufrido una herida grave, una fractura del radio y el cúbito izquierdos, y ha tenido que ser ingresado en el hospital de la Concepción. Asier, un joven que ha recibido un golpe en la cabeza, ha llegado sangrando y, poco después, con la cabeza vendada, ha sido trasladado a un hospital.
Las carreras y las acometidas de la policía nacional han continuado casi hasta las cinco de la mañana, desde la glorieta de Bilbao a la Gran Vía y desde San Bernardo a Alonso Martínez. "Si no corres no te van a pegar", le aseguraba un chico a sus amigos, que no parecían muy convencidos. Otro le recomendaba a su pareja que si iban "cogidos" nadie les iba a soltar un porrazo. Pero al acercarse los nacionales, acorazados con los chalecos y los cascos reglamentarios, todos los transeúntes se ponían nerviosos y la mayoría se alejaba corriendo.
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