Cataluña y Madrid se rebelan contra el plan energético del Gobierno
La Generalitat pide que se le compense la rebaja tarifaria del tren de cercanías
El Gobierno anunció el pasado viernes que los billetes de tren de cercanías y media distancia se reducirán un 5% a partir del 7 de marzo para incentivar el uso del transporte público e intentar contener así la subida de la factura eléctrica en plena crisis internacional del petróleo. La letra pequeña de esa medida se dio ayer de bruces con la realidad en dos comunidades autónomas.
Cataluña, que recibió hace un año las competencias de cercanías y tendría que afrontar el coste, montó en cólera porque no ha sido consultada y advirtió que no aplicará la rebaja sin saber antes quién y cómo la va a pagar. Madrid subrayó que la bajada de tarifas afecta a una minoría de viajeros en la región y se negó a extenderla a su red de metro y autobuses -como le pidió ayer mismo el ministro de Fomento, José Blanco- porque el coste, dijo, sería insoportable: 45 millones al año.
Blanco emplaza a las comunidades a reducir el precio de los billetes de metro
La rebaja de los billetes de tren será el primer incendio que el Gobierno deba abordar con Artur Mas (CiU). El Ejecutivo catalán está muy molesto porque, teniendo las competencias para fijar el precio de los billetes, no fue informado de los planes de Fomento y ahora deberá recortar otras partidas. "Ellos invitan a café, la gente se toma el café y después dicen que pagues la cuenta. No es asumible. Hay que decir basta, por aquí no pasaremos", protestó ayer el portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs.
La Generalitat podría negarse a aplicar la nueva tarifa, pero entonces Mas tendría que afrontar la papeleta de defender las bondades de la descentralización del servicio de cercanías ante unos catalanes que pagarían más que el resto de españoles por el mismo servicio. Y esto, en Cataluña, con recientes episodios de descontento por la mala calidad de las infraestructuras, implicaría un pésimo comienzo para el Ejecutivo.
Para ganar tiempo, la Generalitat ha decidido encargar un estudio que analice si es asumible la rebaja. Hay problemas técnicos, pero el fundamental es político, según reconoció Homs: "Esto debería ser compensado", dijo.
También la Comunidad de Madrid, del PP, reaccionó con cierta indignación al anuncio del Ejecutivo, sobre todo después de que el ministro Blanco afirmase que "sería bueno" que rebajasen el precio del billete de metro, igual que su departamento hará con el de cercanías, para "ayudar" en un momento de crisis.
El consejero madrileño de Transportes, José Ignacio Echeverría (PP), consideró que esa petición es "extraña" cuando el coste de mantener la red de transporte está subiendo, precisamente por el aumento del precio de la energía. Tachó la medida de "electoralista" y afirmó que le gustaría saber "quién va a poner ese dinero".
"Se propone una bajada del 5% y no se negocia con ninguna comunidad", protestó el consejero. El Consorcio Regional de Transportes sostiene que la rebaja de tarifas que anunció el Ejecutivo será ridícula en Madrid, porque afectará solo al 4% de los viajes en transporte público: el 96% no viaja en cercanías sino en metro o autobús; o, si viaja en cercanías, lo hace con billetes del Consorcio, cuyo precio no fija Fomento. Extender la rebaja de tarifas a todos los viajes, calcula Madrid, costaría 45 millones de euros al año.
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