Callar a ETA para resucitar Batasuna
Otegi intenta por la vía de los hechos que la banda secunde su estrategia para sobrevivir electoralmente y evitar que Aralar se haga con todo el voto 'abertzale'
La izquierda abertzale ha activado una estrategia de supervivencia y ha tomado la iniciativa política con rapidez para evitar ser engullida por Aralar -la opción independentista y pacifista que ha empezado a ocupar su espacio tras las elecciones vascas del 1 de marzo- y con el obstáculo añadido de que carece de representación parlamentaria al haber prohibido los tribunales su participación electoral. Dentro de esa estrategia, vuelve a lanzar como señuelo una nueva propuesta de diálogo con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con la pretensión de que ETA la avale y se replantee un cese de la violencia.
Son esas las claves de la reaparición política del portavoz de la izquierda independentista, Arnaldo Otegi, esta misma semana, 15 días después de la celebración de las elecciones vascas. Otegi, tras su salida de la cárcel a finales de agosto de 2008, tuvo una comparecencia pública el pasado enero, pero a título personal. Esta semana lo ha hecho, por vez primera desde que fue encarcelado en junio de 2007, como portavoz de la izquierda abertzale.
Para acreditarlo comparecieron junto a Otegi otros veteranos dirigentes independentistas, como Tasio Erkizia y el ex secretario general de LAB Rafael Diez Usabiaga, además de algunos militantes radicales más jóvenes. No obstante, faltaban los representantes del sector más duro, vinculado a las Gestoras pro Amnistía, como Juan María Olano. Y, también, quienes desde la izquierda abertzale apostaron por trabajar con Eusko Alkartasuna (EA) por el denominado polo soberanista.
Otegi, considerado el líder más mediático de la izquierda independentista en su historia, va a encabezar esa propuesta de polo soberanista con la que la izquierda radical trata de tomar la iniciativa, tras su fracaso electoral del 1-M y el importante avance que experimentó Aralar. Los independentistas obtuvieron el peor resultado de su historia al quedar por debajo de los 100.000 votos nulos, 50.000 menos que en las anteriores elecciones vascas y menos de la cuarta parte de los mejores resultados de su historia (1999).
Los resultados sorprendieron a los radicales, que no esperaban que los "traidores" de Aralar -formación surgida de una escisión de Batasuna en 1999- se hicieran con una parte relevante de su espacio. Aralar ha crecido de uno a cuatro escaños a costa de los votos de la izquierda abertzale.
Otegi pretende abrir conversaciones con todas las organizaciones soberanistas vascas, incluida Eusko Alkartasuna, para crear el polo soberanista, del que excluyen al PNV y a Aralar. "Es necesaria la construcción de un gran espacio independentista con quienes tienen interés en hacerlo con nosotros. El PNV se ha autoexcluido de esa dinámica y de este espacio", sentenció Otegi.
La estrategia actual se diferencia de la de1 frente soberanista de 1998 en que en éste participaron todos los partidos nacionalistas. En el plan de la izquierda abertzale, ahora no hay sitio para Aralar ni para el PNV. A este partido le trata de modo despectivo: "El PNV ha corrido a Madrid, allí donde Ibarretxe anunciaba que estaba el mando a distancia si ganaban los socialistas; ha ido a ofrecer la cabeza del lehendakari, a renunciar al derecho a decidir y a pactar para mantener el Gobierno de Vitoria", dijo Otegi en la televisión pública vasca el martes.
Su propuesta está avalada por ETA que, en su último comunicado, el del 50 aniversario de su nacimiento, decidió amparar la estrategia del polo soberanista. Además, Otegi aboga por abrir un nuevo proceso de paz con el Gobierno. El portavoz independentista sabe que hay un amplio rechazo a la violencia terrorista en las filas de la izquierda abertzale y que una de las razones principales de su fracaso electoral del 1-M ha sido la ruptura del proceso de paz de 2006 por parte de ETA.
Otegi sabe que el Gobierno ha dicho que no habrá otro proceso para un final dialogado de la violencia y que la única posibilidad de diálogo se producirá si ETA abandona definitivamente las armas. De ahí que el líder radical reconozca que "en estos momentos habrá más dificultades" para abrir un proceso de paz con "credibilidad" para la sociedad vasca. Y admite que la izquierda abertzale debe hacer algún tipo de "autocrítica" por el fracaso de los dos últimos intentos de negociación con el Gobierno.
Otegi sabe que la mayoría de la dirección de la banda no está por el cese definitivo de la violencia. La estrategia del portavoz independentista se centra en que la izquierda abertzale sea el "motor" de un nuevo proceso de paz y lograr, por la vía de los hechos, que ETA se sume al mismo.
Estos movimientos son contemplados con mucho escepticismo por los socialistas y se interpretan, sobre todo, como un intento de supervivencia de la izquierda radical para evitar ser desplazada por la emergente Aralar.
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