Entidades religiosas mintieron a la CNMV, según el 'sumario Gescartera'
Una congregación envió una carta en 1997 a la agencia explicando que ocultaba datos
La instrucción judicial del caso Gescartera ha confirmado un indicio ya apuntado en la inspección de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV): media docena de entidades religiosas ocultaron información ante este órgano supervisor para minimizar el creciente agujero contable de la agencia inversora de Antonio Camacho. Hay constancia documental en el sumario de esas anomalías. Una carta de una congregación enviada a los gestores de Gescartera, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, señala: 'Envío la información para la CNMV confiando que no suponga compromiso para nosotras al no declarar que tenemos con ustedes otro tipo de operaciones de las que sí doy cuenta en el impuesto de sociedades. Espero me lo aclaren'.
Lo llamativo no es que diversas congregaciones de la Iglesia católica depositasen 15 millones de euros en Gescartera. Ni siquiera que un párroco de Cuenca declarase 12 millones de euros de minusvalías. Lo sorprendente es, según fuentes de la investigación judicial, que la instrucción del caso está confirmando que al menos media docena de entidades religiosas, cuyos representantes han desfilado en los últimos días ante la Audiencia Nacional, mintieron en 1999 ante la CNMV para que Gescartera lograse ocultar su agujero contable y neutralizase la amenaza de una intervención.
Entre los principales inversores de Gescartera figuran: Agustinas Misioneras Provincia de San Agustín, Fundación Caldeiro, Instituto Español del Misiones Extranjeras, Salesianos Inspectora de María Auxiliadora, Orden de San Agustín Provincia de España, Filipenses Misioneras de Enseñanza, Religiosas Filipenses, Manos Unidas, Obispado de Astorga y RR Madres Dominicas.
Cuando la CNMV escribió a determinadas entidades religiosas interesándose sobre sus inversiones en Gescartera, todas ellas utilizaron los mismos tecnicismos para diferenciar entre lo invertido y lo gestionado. En suma, minimizaron deliberadamente el dinero que efectivamente habían confiado a Gescartera. Ahora, las entidades religiosas han reconocido en sede judicial que rebajaron el monto de su inversión por sugerencia de la propia Gescartera.
'Hay una circularización en la que la CNMV se dirige a determinados clientes de Gescartera por su volumen de inversión, y algunos de ellos, entidades religiosas, contestan de un modo peculiar ya que no reconocen el monto real de su inversión; el que tenía 400 millones dice que tenía 20, por ejemplo. Y eso ocurre en cinco o seis casos. Esta actitud ayudó a que Gescartera tapara su agujero. Esto ya estaba perfectamente recogido en el informe de David Vives [jefe de supervisión de la CNMV que investigó el escándalo hasta que le sustituyeron]', explican fuentes de la investigación. 'Lo que hemos hecho ahora ha sido corroborarlo en la vía judicial', agregan.
'Todos ellos han contestado que lo hicieron por sugerencia de Gescartera, con la que tenían confianza, y que les garantizaron que no habría problemas', explican.
Vives resaltaba en su informe de 1999 que una docena de clientes preferentes de Gescartera analizados por la CNMV, entre los que se hallaban varias entidades religiosas, daban por bueno el saldo que les atribuía la sociedad de Antonio Camacho, y destacó que añadían 'un comentario cuya similitud en todos los casos es llamativa'. Su inspección evidenció ya entonces obvios desfases entre el saldo oficial y el real de tales entidades religiosas, pero no fue capaz de 'individualizar el saldo'.
En este capítulo de anomalías el informe denunciaba que el arzobispado de Valladolid cobró 'un importe superior al saldo que le correspondería'. Y que las Hermanas de las Escuelas Cristianas certificaron haber invertido 135.542 euros frente al saldo oficial de menos de 8.000 euros.
De igual modo, una entidad religiosa que en la contabilidad de Gescartera difundida tras la intervención figuraba con una inversión de 586.000 euros reclamó más de un millón de euros poco después ante la CNMV. Otra congregación con un saldo oficial en Gescartera de 946.000 euros sumó 254.000 euros más al pedir indemnización. Y otra añadió 300.000 euros a su saldo al acudir a la ventanilla de cobros.
Tales correcciones al alza no se produjeron entre los principales clientes laicos de Gescartera.
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