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Reportaje:Lisa Appignanesi

"La distancia y la ironía son necesarias para exponer los hechos sin artificio"

Aunque Los muertos perdidos sea su primer libro traducido al castellano, Lisa Appignanesi (Polonia, 1946), de soltera Borensztejn, ya tiene a sus espaldas una copiosa producción literaria que incluye, entre otras obras, cinco novelas y un estudio sobre Simone de Beauvoir. La memoria es el tema principal de buena parte de su narrativa, interés que se repite en Los muertos perdidos al tratarse de una crónica autobiográfica. No obstante, la vida de Appignanesi es una excusa para rastrear en el pasado de sus dos antagónicos padres, Hena y Aron, miembros del éxodo judío provocado por la intolerancia criminal de los nazis. La familia tuvo que abandonar Polonia y tras varias estancias en distintas ciudades europeas recalaron en Canadá, en la parte francófona. Allí descubrieron que el antisemitismo también había cruzado el charco. Harto de tanta penuria moral, Aron, un hombre religioso, abogaba por trasladarse a Israel, pero Hena creía que bastaba con hacerse pasar por gentil para vivir sin acosos.

Lisa Appignanesi escucha

ba multitud de historias dramáticas de refugiados como ellos, relatos que cayeron en el olvido. Con el tiempo, decidió recuperarlas para escribir unas memorias llenas de latigazos irónicos contra los verdugos y... los suyos. "Mi interés por rastrear en nuestro pasado empezó cuando mi madre estaba ya demente. Debía aprovechar lo que le quedaba de memoria para que nuestra historia no se perdiera para siempre, aunque mi madre también era muy aficionada a mentir. Tuve que hacer de detective. Mi infancia fue un poco esquizofrénica, porque a la mayoría de niños sus padres no les animan a mentir e inventarse excusas. Llegó a ser muy difícil saber cuándo podía decir que era judía y cuándo debía ocultarlo", explica la autora.

A diferencia de otras memorias similares que retratan la misma época, la escritora huye del dramatismo y prefiere la distancia que da cierta mordacidad. Por ejemplo, en las primeras páginas escribe: "El interlocutor de mi madre siempre es y será el policía de la Gestapo". "Soy irónica, no crítica. Eso forma parte de crecer. La distancia y la ironía son necesarias para exponer los hechos sin artificios. Sobre esta época hay una historia hegemónica, pero en realidad no fue así. La gente vivió la persecución nazi de diferentes maneras. Se debe tener en cuenta que mi libro no trata sobre el Holocausto, sino sobre el éxodo judío. En el éxodo judío, pese a todo, también estaba presente la alegría de sobrevivir. Hay muchas historias que carecen de ortodoxia, pero que también son auténticas", dice Appignanesi.

La escritora encontró un filón narrativo en las diferentes virtudes y defectos que caracterizaban a su padre y a su madre. "Mi madre era muy afortunada. Como era rubia no se distinguía de los gentiles. Su heroísmo se reflejaba día a día porque era partidaria de actuar. Mi padre, que era moreno, siempre se sintió perseguido, porque padeció muchas situaciones extremas. También era valiente, aunque nunca supimos apreciar su valentía". Lisa Appignanesi trasciende la historia familiar para reflexionar sobre el estado de la memoria histórica en su Polonia natal.

En su opinión, todavía hay demasiadas lagunas. "Polonia ha tardado demasiado en enfrentarse a su pasado. Los polacos se sienten víctimas por partida doble, de los nazis y de los comunistas. Pero en Polonia también hubo mucho antisemitismo y se miró para otro lado. Desgraciadamente muchas historias se han perdido para siempre, porque el proceso de recuperación de la memoria colectiva ha sido muy tardío. Creo que se podría comparar con lo que ha pasado en España después de la Guerra Civil. Pero debemos tener cuidado. En los últimos 25 años vivimos unos tiempos en los que todos quieren ser identificados como víctimas para poder decir: 'Yo sufro más'. Es una tendencia peligrosa y frívola", concluye la autora.

La escritora polaca Lisa Appignanesi.
La escritora polaca Lisa Appignanesi.TEJEDERAS

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