Rafael Correa, reelegido presidente de Ecuador en la primera vuelta
Al 52% escrutado, el mandatario obtiene un 51%, y su partido, Alianza País, también logra una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, superior a los 60 escaños
Rafael Correa obtuvo ayer un gran triunfo en las elecciones de Ecuador, al lograr un 51% de los votos, según datos del escrutinio oficial (52% realizado). Correa, que consiguió 21 puntos más que su inmediato seguidor, Lucio Gutiérrez, logra proclamarse Presidente de la República en la primera vuelta, algo que no sucedía desde hace 30 años. Correa obtuvo en 2007 un porcentaje algo superior de voto, pero en una segunda ronda.
Los primeros sondeos indican que el partido de Correa, Alianza País, también ha logrado una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, superior a los 60 escaños. La mayoría absoluta se fija en 63 y Correa puede contar habitualmente con los escaños de algunos partidos pequeños pequeños de izquierda.
"Hoy es un día histórico", aseguró Correa al conocer los resultados. El presidente recordó que sus siete predecesores no pudieron completar sus mandatos. "Hoy estamos en otra etapa. Hemos luchado por una nueva Constitución, por nuevas leyes, que permitan asegurar la educación, la sanidad, el nivel de vida de los ecuatorianos y lo hemos hecho juntos. Les doy las gracias". El presidente recordó a los tres millones de emigrantes y se refirió a la oposición ofreciéndole dialogo y "un gran acuerdo nacional", en el marco de la nueva Asamblea Nacional.
Correa, un economista de 46 años, formado en Lovaina (Bélgica) y Estados Unidos, casado y con tres hijos, goza de una gran popularidad que le ha permitido acudir a las urnas en repetidas ocasiones con parecidos resultados. En 2007 puso en marcha unas elecciones para la Asamblea Constituyente, que ganó por un 83%, y en 2008 logró que la nueva Constitución fuera aprobada por un 74% de apoyos.
En estos nuevos comicios, la oposición, muy dividida, centró todos sus esfuerzos en lograr una segunda vuelta, pero ha quedado muy lejos de lograrlo. El segundo puesto del ex presidente Lucio Gutiérrez no es muy alentador debido, sobre todo, a que no ha conseguido llegar ni al 30% de los votos, es decir, a 21 puntos de Correa.
El presidente Correa se ha beneficiado de la crisis que sufren los partidos tradicionales, y del ansia de estabilidad de una sociedad que ha visto cómo los tres últimos mandatarios abandonaban el cargo debido a revueltas populares y cómo los siete últimos no lograban completar sus mandatos. Correa, con un carácter fuerte y lo que sus seguidores llaman carisma, ha empleado los dos primeros años de su cargo en fortalecer la figura y las competencias presidenciales, con una nueva Constitución marcadamente centralista. Sus críticos le reprochan autoritarismo y falta de diálogo con otras fuerzas políticas del país.
La gran incógnita de estas elecciones era la composición de la Asamblea Nacional, que tendrá que poner en marcha el desarrollo legislativo de la Constitución, el principal proyecto político de Correa y la base de su Socialismo del Siglo XXI.
En los mega comicios de ayer, además de elegir presidente y vicepresidente (Lenin Voltaire Moreno) y miembros de la Asamblea Nacional, se eligieron también prefectos, alcaldes y concejales, en total casi 2.000 puestos institucionales. Las elecciones se desarrollaron con aparente normalidad. Alrededor de diez millones de ecuatorianos votaron (el sufragio es obligatorio), desde en pequeños pueblos en los Andes, hasta las Islas Galápagos, pasando por los consulados en Estados Unidos y en España, donde depositaron su papeleta decenas de miles de emigrantes.
La oposición se quejó de algunas irregularidades. El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, considerado como la oposición en la sombra a Correa, se mostró cauto, según informa Daniela Cramer, desde aquella ciudad. "Anomalías, unas mayores, otras menores. No soy hombre de escándalo. Será responsabilidad del Gobierno nacional y de los organismos internacionales que controlan el proceso y la pureza del computo", afirmó.
Las especiales características de este proceso electoral, con tecnología muy novedosa, ha despertado sospechas en muchos grupos de oposición aunque hasta ahora no se han presentado denuncias que llevaran a los observadores internacionales a poner en duda la legitimidad de las elecciones.
Correa depositó el voto en Quito, pero se trasladó inmediatamente a Guayaquil, la ciudad más poblada del país, el motor económico de Ecuador y el único feudo en el que encuentra una oposición sólida, gracias a la influencia de Jaime Nebot. El alcalde, uno de los políticos más respetados del país, asegura Daniela Cramer, se presentaba por tercera vez a la reelección y, según los sondeos, tenía garantizada la victoria.
La Revolución Ciudadana de Correa se ha basado hasta ahora en un nivel muy alto de ingresos, que ya ha empezado a deteriorarse como consecuencia de la bajada del precio del petróleo y la disminución de las remesas de los emigrantes. Correa tendrá que confrontar ahora su política con la nueva realidad y puede toparse con dificultades para encontrar los fondos necesarios para seguir adelante con sus planes sociales, entre ellos el llamado bono-familia, una ayuda dirigida a los mas necesitados que, en algunos lugares remotos, entrega el propio Ejército. Las Fuerzas Armadas de Ecuador, que son propietarias de un formidable entramado empresarial (son el principal exportador de flores del país, por ejemplo) se mantienen desde hace tiempo un paso al lado de la política
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