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El campo argentino vuelve a movilizarse contra el Gobierno

La medida de Fernández de rebajar varios impuestos excepto el de la soja desata la protesta agropecuaria

Alejandro Rebossio

Algunos chacareros (dueños de fincas pequeñas y medianas) de Argentina volvieron ayer a cortar las carreteras, cinco meses después del intenso conflicto que los había enfrentado con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Regresaron al piquete porque la presidenta argentina excluyó el día anterior de sus anuncios de medidas a favor del campo una bajada del impuesto a la exportación de soja, principal cultivo de Argentina y sostén de su superávit fiscal.

La crisis mundial está impactando en la economía argentina, que comenzó a desacelerarse sobre todo a partir del enfrentamiento de marzo a julio entre el Gobierno y buena parte del campo. Debido a la menor demanda externa y la caída de los precios de las materias primas, incluidas las agrícolas, las exportaciones argentinas cayeron en noviembre por primera vez en seis años. La soja, que en pleno conflicto agrario había cotizado a 600 dólares, en la actualidad ronda los 320.

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En marzo, la discusión era sobre cómo el Estado y el campo se repartían la abundancia. Ahora se debate cómo el Estado y el sector rural afrontan la escasez.

Germen de la crisis

La crisis agraria se extendió de marzo a julio, cuando la subida y la movilidad de los tributos quedaron anuladas por el Senado, en una votación que definió el vicepresidente argentino, el radical Julio Cobos. Desde entonces, la peronista Fernández y su teórico número dos —aliado en las elecciones presidenciales de octubre de 2007—, siguen peleados.

El pasado octubre, cuando la crisis internacional acabó con la burbuja especulativa de las materias primas, las cuatro principales entidades rurales —que abarcan desde latifundistas hasta chacareros, no campesinos pobres— organizaron una nueva huelga de comercialización, esa vez sin interrumpir el tránsito, pero no lograron en la sociedad la misma alta adhesión que habían conseguido meses atrás. Ya no había ánimos para protestas ante la debacle mundial, pese a que Fernández hablaba de que Estados Unidos sufría un efecto jazz y que Argentina se mantendría fuerte.

Pero en las últimas tres semanas, la presidenta de este país suramericano no ha dejado de anunciar más y más medidas para alentar el consumo, el turismo y la industria, para evitar un enfriamiento de la economía, después de seis años de fuerte expansión. El pasado lunes le llegaba el turno al campo. Fernández ratificó una reciente promesa de bajar los impuestos a la exportación de trigo y maíz y agregó que si crece la producción, estos tributos descenderán aún más, sobre todo para los pequeños y medianos agricultores. Además, rebajó el impuesto a la exportación de frutas y hortalizas, y anunció la creación de cinco establecimientos ganaderos estatales y el límite a las horas de trabajo rural (48 horas semanales). Faltaron las novedades sobre la soja.

Cortes de carretera

El carismático líder rural Alfredo de Angeli reaccionó el lunes con un corte de carreteras en su provincia, Entre Ríos. Ayer, en ese mismo distrito, sus seguidores interrumpieron durante dos horas la llamada carretera de Mercosur. Sobre el asfalto deliberaron sobre los pasos a seguir. "[La presidenta] no hizo nada", dijo De Angeli. "Lo único que hizo fue confundir a la gente. No habló del algodón, del tabaco, de la lechería. Se viene un año más convulsionado, con más protestas".

La ministra de Producción, Débora Giorgi, justificó la falta de anuncios sobre la soja en el hecho de que los cultivos de esta oleaginosa crecieron el 20% en la última siembra, en detrimento del maíz y el trigo, y en que aún se pagan por ella los valores altos de 2007, aunque menores a los máximos de principios de 2008. Por su parte, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, atacó a los dirigentes rurales: "Han hecho declaraciones tremendas en los últimos tiempos, inclusive desde el punto de vista institucional". En concreto, uno de los líderes, Eduardo Buzzi, llamó a "desgastar" al Gobierno de Fernández. Frente a las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2009, el campo quiere que los partidos de la oposición lo respalden.

Cristina Fernández, durante un discurso el lunes.
Cristina Fernández, durante un discurso el lunes.AP

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