El revulsivo Zigic
El delantero serbio regresa con un gol en la única ocasión del Racing en Valladolid
Un solo remate, una sola jugada de gol, suficiente para Zigic, suficiente para el Racing, que vino a Valladolid a esperar, a aguantar, a tener como objetivo poco más que el empate y esperar que Munitis y Zigic se asociasen como lo hicieron antaño. El Valladolid se extravió en la trampa de Muñiz, no acertó a imponer su estilo, y se quedó muy lejos del equipo que había despachado sus últimos cinco partidos con tres goles en cada uno. En este apenas si tuvo tres ocasiones.
El Racing quería un partido atrancado. Tres minutos, dos patadas, las dos de Luccin, el primer encargado de manejar el juego subterráneo, de deshacer el rigor tradicional del medio campo vallisoletano. Pero el trabajo era largo, y muy pronto todo el Racing se entregó con ánimo estajanovista a la tarea de destruir todo lo que sugiriese el rival. Si Sesma buscaba hueco en una banda tenía dos jugadores encima, si Pedro León lo intentaba por la otra los defensas se amontonaban para impedir el centro. El Valladolid dejó de intentar su fútbol y buscó alternativas, pero no tiene un delantero alto que domine el juego aéreo, o por lo menos no tan altos como los centrales cántabros, y tampoco ha aprendido a no masticar el fútbol, a lanzar pelotazos al área, a buscar balones sueltos. El único peligro de la primera parte llegó a balón parado y del pie derecho, un guante, de Pedro León.
FICHA DEL PARTIDO
0 - Real Valladolid: Justo Villar, Pedro López (Ogbeche, min. 86) Bea, García Calvo, Oscar; Borja (Medunjanin, min. 78), Alvaro Rubio; Pedro León, Víctor (Canobbio, min. 64), Sesma; Goitom.
1 - Racing: Toño; Valera, César Navas, Garay, Marcano; Munitis (Gonzalves, min. 93), Luccin, Mehdi Lacen, Serrano; Zigic (Oriol, min. 85) y Pereira (Moral, min. 63).
Goles: 0-1: Min. 65, Zigic.
Árbitro: Undiano Mallenco (comité navarro). Amonestó a Pedro León, Munitis, Luccin, Oriol y Zigic.
Incidencias: Estadio: Zorrilla. 16.600 espectadores.
Mendilibar, en el descanso, ordenó velocidad en todo, en la circulación, en el desmarque. El partido tenía otra pinta, el Valladolid volvía a dominar, las bandas se alborotaban y el Racing no le alcanzaba para deshacerse del agobio. Apareció entonces Zigic para recoger un centro blandito que el portero del Valladolid, Justo Villar, no alcanzó a despejar. El serbio se iba a encontrar otra vez con el gol y con toda tranquilidad recogió el regalo y lo envió a la red. Al Valladolid le tocaba reaccionar, Mendilibar movió líneas, nombres, todo, pero con ventaja el Racing fue aún más asfixiante y de haber tenido mejor ensayado el contragolpe habría podido dar más lustre a su victoria.
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