El Getafe le echa el lazo al Barça
El equipo de Víctor Muñoz, muy bien trabajado, frena al de Guardiola, que notó la ausencia de Messi
Acostumbrado a ganar, cualquier empate es difícil de aceptar para el líder, incluso cuando teme por la derrota, como sucedió ayer en el Camp Nou después de una jornada negada para el barcelonismo, abatido en distintos frentes. El Barça no pudo ganar un duelo muy competido, de un desgaste tremendo, circunstancia que habla muy bien del Getafe, un equipo muy bien organizado. Los azulgrana no tuvieron respuestas para un partido que ya sabía peligroso mucho antes de que comenzara. Varias circunstancias redundaban en la misma dirección, aventuraban un encuentro puñetero para el Barcelona, y el equipo no supo como revertir la situación pese a que su esfuerzo fue tan indesmayable que la hinchada le premió con una cariñosa ovación.
BARCELONA 1-1 GETAFE
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Sylvinho (Gudjohnsen, min.71); Xavi, Touré, Keita; Bojan (Henry, min.56), Eto'o y Hleb (Pedro, min.56).
Getafe: 'Pato' Abbondanzieri; Contra, Mario, 'Cata' Díaz, Licht (Rafa, min.68); Granero (David Cortés, min.64), Casquero (Celestini, min.80), Polanski, Gavilán; Albín y Manu.
Goles: 0-1, min.19: Manu; 1-1, min.71: Keita.
Arbitro: Bernardino González Vázquez, del comité Gallego. Mostró cartulina amarilla a Alves (min.6), Gavilán (min.23), Granero (min.31), Licht (min.41), Eto'o (min.65), Rafa (min.90) y Puyol (min.90+).
Incidencias: Partido correspondiente a la duodécima jornada de la Liga, disputado en el Camp Nou ante 65.249 espectadores.
No cae bien el Getafe en el Barça por los distintos episodios vividos en sus mano a mano y por su capacidad para destemplar al mejor de los equipos azulgrana. Tampoco Víctor Muñoz es bien recibido como entrenador visitante por su reconocida astucia para trampear los partidos y desquiciar a los barcelonistas. Y, por lo demás, el Barça acudía al partido disminuido y desfigurado, de manera que el riesgo de descontar puntos era tan manifiesto como la posibilidad de encadenar la décima victoria y dispararse en la cabeza de la Liga. Al final, los azulgrana se quedaron a mitad de camino, como sucedió durante la mayor parte el partido, tan cerca de ganar como de perder. Les faltó la grandeza que simboliza Messi, capital para marcar las diferencias.
La dificultad del partido para el Barcelona comenzaba por cuadrar la alineación. Las tres líneas quedaron afectadas por las lesiones y por la intervención del entrenador. Reservado Márquez, el equipo perdía salida desde su cancha y entrada en la adversaria. La lesión de Iniesta rebajaba su capacidad para combinar y crear superioridad en el área de Abbondanzieri. Y su desequilibrio se reducía drásticamente por la ausencia de Messi. Así las cosas, Guardiola apostó por airear el choque a partir de sus laterales con la entrada de Sylvinho y entregó la dirección a Xavi mientras Hleb y Bojan se repartían el frente de ataque con Eto'o.
La apuesta limitó el despliegue azulgrana y abonó el dominio escénico del Getafe. No jugaba ni conectaba el Barça, a disgusto en el campo, excesivo en la conducción y discontinuo en su fútbol. No se adivinaba la línea de vida del Barça, el hilo del juego, la capacidad para desbordar al rival. Falto de volantes de ataque y de enganche, Xavi no encontraba con quién asociarse, mientras Hleb permanecía orillado y a Bojan le faltaba precisión y sobraba ansiedad. El Getafe era el amo del cotarro por su contundencia en defensa, rapidez en ataque y buen manejo del balón. El gol de Manu penalizó la descolocación de Piqué y certificó el buen tono del cuadro de Muñoz.
La adversidad del resultado no dejó más alternativa al Barcelona que disputar el partido por la vía de la determinación, de manera que donde no llegaba la clase y el juego académico alcanzó el voluntarismo y el alboroto. Aunque le costaba ganarse ocasiones, sobre todo por la falta de profundidad y pase interior, el Barça porfiaba por el gol con atropello. El Getafe se aplicó en tapar la línea de pase azulgrana y armar selectivos contragolpes, encantado con el partido. Malquerido en su casa, al equipo de Víctor no se le quiere ni ver como visitante, porque sólo ha perdido un encuentro. Tiene buenos futbolistas, juega bien y se estructura estupendamente alrededor del balón.
Excesivamente precipitados, ninguno de los delanteros azulgrana acababa la jugada ante la defensa de ayudas del Getafe. A Guardiola no le quedó más remedio que cambiar a los extremos después del desencuentro con Hleb y Bojan. Henry activó el juego del Barça mientras se encogía el Getafe, perdedor de la rueda de cambios. Más aseados en su juego, los azulgrana también fueron más clarividentes en ataque. El empate llegó en una jugada de manual: atacó el equipo por la banda derecha hasta que se ganó el espacio para el centro de Alves y Keita, mejor llegador que armador, remató en el segundo palo.
Abierto el campo por los dos flancos, el Barcelona embistió al Getafe, que replicó con la rapidez de Manu y el buen juego de Albín. Ambos equipos pudieron ganar entonces el encuentro, y a los dos les faltó precisar la última jugada o el tiro final. Aunque las ocasiones fueron escasas, los azulgrana remataron dos veces a la madera y el Getafe cruzó un par de centros en el área pequeña que se perdieron por un dedo. Nadie reprochó nada, y la hinchada optó por aplaudir el esfuerzo de su equipo pese a la oportunidad perdida para marcar diferencias en la Liga. No supo el Barcelona cómo remediar un partido que tenía la misma mala pinta que el cuádriceps de Messi.
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