Con Kanouté regresan los triunfos

El Recreativo asumió el papel de víctima, dispuesto a pagar los platos rotos ante un Sevilla que atraviesa un páramo. Demasiadas facilidades para que el cuadro de Manolo Jiménez lo desaprovechara. Aun así, el equipo continúa sin reencontrarse consigo mismo y sólo recupera su ADN cuando aparece la mordiente de Capel y Navas. Ayer, además, volvía Kanouté. El malí, a años luz de su mejor forma, tuvo suficiente con una ocasión para hundir un poco más a un Recreativo timorato y desangelado.

El conjunto onubense se encerró en su campo, encadenó la zaga a su área y puso el mantel para que el Sevilla sirviera el juego. Un plato envenenado que al cuadro de Manolo Jiménez le costó digerir. Marco Rubén y Javi Guerrero despejaron el camino para que los locales iniciaran la transición desde el balcón de Palop. Pero, al pisar el círculo central, ni Maresca ni Romaric daban pie con bola.

Los dos centrocampistas siguen sin habituarse a compartir espacio. Se molestan el uno al otro. Se quitan el balón como si fueran niños pequeños, y se olvidan de construir. El italiano, supuesto arquitecto de Nervión, nunca se ha caracterizado por ser eléctrico. Pero últimamente también ha perdido agilidad mental, con lo que el Sevilla se resiente. Y eso que ni Javi Fuego ni Jesús Vázquez se esmeraron en complicarle la vida. Aún así, encallaba en el césped cada vez que intentaba deshacer un encuentro trabado.

El regreso de Kanouté quedó ensombrecido por el nudo en que se había convertido la banda ancha. Falto de ritmo, tras varias semanas de baja, Jiménez forzó su salida de inicio, ante la ausencia de delanteros disponibles. El malí, pichichi de su equipo, era ayer un ente incorpóreo que se paseaba entre Beto y Arzo. Consecuencia: el Sevilla se marchó al vestuario sin haber disparado una sola vez a Riesgo. Tampoco es que el Recreativo hubiera ametrallado la portería de Palop, que sólo despertó con un lanzamiento de Aitor que se perdió tras línea de fondo.

La zaga recreativista desdeñó a Kanouté, pero no cayó en la cuenta de que un delantero como él siempre guarda una bala en la recámara. Pero Kanouté siempre guarda una bala en la recámara.

En ocasiones basta con cambiar una pieza para que todo encaje. Jiménez dejó en la caseta a Romaric y situó a Capel en la orilla izquierda. Un cambio que devolvió la personalidad al Sevilla: el desborde en las bandas. Ahí es donde Navas se desenvuelve como nadie. Su centro milimétrico sólo necesito la frente de Kanouté para terminar en la red. Esa era la bala que se reservaba el malí, que marró después un penalti de Morris sobre Capel.

El cuadro de Lucas Alcaraz no se amedrentó. El gol les sacudió la modorra. El Recreativo apretó los dientes en el tramo final. Adrián pudo empatar en tres ocasiones, pero Palop lo evitó. A punto había estado el Sevilla de sumar un nuevo encuentro sin ganar. No fue así, pero el equipo de Nervión sigue sin emitir señales de recuperación. La vuelta de Kanouté sirve de remiendo, pero al Sevilla aún se le ven las costuras.

Navas, que había librado con Pol su propia batalla en la derecha, al fin volvía a disfrutar de su compañero en la otra orilla. Con los dos extremos sobre el césped, el Sevilla recupera Renato da pasos atrás para ayudar... Le falta velocidad al Sevilla, aunque Navas lo prueba (pero Poli le frena bien). Adriano, frenado por Morris. El cuadro de Lucas Alcaraz tampoco emite señales de peligro. Ni Marcos Ruben ni Javi Guerrero. Tampoco las bandas con Sisi y Aitor (que se han cambiado de posición).