El Villarreal encalla

Dos gotas de agua no tienen por qué parecerse, y, menos aún, si una de ellas viene con el subcampeonato liguero bajo el brazo y en Liga de Campeones, mientras que la otra intenta huir de las marcas que las brasas del descenso había dejado marcadas en su camiseta. Pero la principal diferencia que existió entre castellonenses y pamplonicas fue el color de la camiseta. No sólo porque se empatase en el marcador a uno, ambos goles a balón parado, sino porque el número de ocasiones y de expulsiones hizo que las fuerzas se igualasen.

Osasuna llegaba sin complejos y con la lección bien aprendida. Con el fantasma de la temporada pasada acechando aún en la memoria, nada mejor que demostrar desde el primer minuto que no esperaría a los compases finales de la Liga para terminar los deberes. Apenas se habían disputado 29 segundos de partido y Kike Sola ya había avisado al submarino de las intenciones de su equipo. El Villareal no reaccionaba y otras dos ocasiones osasunistas en los dos minutos siguientes reflotaron a la fuerza a los de Pellegrini. El caño Ibagaza se erigía como capitán de una nave dispuesta a demostrar que tiene artillería suficiente para bregar en liga sino y en Europa. Sin embargo, notables fueron para los de Castellón las bajas de Nihat, Pires y Rossi, que dejaron abandonado en punta a un Joseba Llorente, que siempre corrió por detrás de la pelota. Y no porque el Villareal no dispusiera del balón, situación que no se contempla en la bitácora de Pellegrini, sino porque enfrente se encontraba un Osasuna que mostraba un carácter defensivo que desbarataba una tras otra cualquier combinación del conjunto amarillo.

En el centro de la zaga, Roversio Rodriguez se daba a conocer en el Reyno para demostrar que en él hay un central más que interesante. En la punta de lanza de Osasuna regresaba el hijo predilecto, Santi Ezquerro, para debutar con el conjunto armero en primera división. Por su banda izquierda llegaron las principales ocasiones de los pamplonicas también porque Javi Venta siempre estuvo más entonado en ataque que en defensa. En banda derecha Juanfran se imponía al otro Santi, Cazorla, que dejó buenos detalles pero con grandes intervalos entre ellos. El extremo se mostró batallador y veloz con la vista fijada en la portería de un Diego López que atajó sin complicaciones las pocas ocasiones.

No se decantó la balanza hasta la segunda mitad. En el único error de la zaga osasunista llegó el zarpazo del Villareal. Marcos Senna ajustaba al palo izquierdo de la portería de Ricardo un lanzamiento de falta imparable. Se enrabietó Osasuna tras el mazazo y con las incorporaciones de Massoud y Héctor Font por Puñal y Kike Sola llegaron los agobios para el Villareal. Tras una internada del delantero iraní, Godín se vio obligado a derribarlo. El colegiado decreto penalti y expulsión del jugador del Villareal. La conexión iraní culminó con el acierto en el lanzamiento de un Nekounam que aportó seriedad y contundencia al medio campo rojillo. Pero poco le duró la superioridad a Osasuna ya que tras una fuerte entrada sobre Capdevila, Miguel Flaño fue castigado con tarjeta roja cuando apenas habían transcurrido nueve minutos de la primera expulsión. Con 10 jugadores fue el Villareal el que mejor se reagrupó a pesar de que a la contra Osasuna pudo decantar el encuentro con dos remates de cabeza de Azpilicueta y Plasil.