Yelena Isinbayeva consigue el oro y un nuevo récord del mundo
La saltadora rusa consigue sobrepasar la marca de 5.05 metros, que le otorga su décimo metal y su vigésimo cuarto récord
La rusa Yelena Isinbáyeva ha logrado su décima medalla de oro en grandes campeonatos al revalidar, con su récord mundial número 24 (5,05) su título olímpico de pértiga con una enorme superioridad sobre la estadounidense Jennifer Stuczynski (4,80) y de otra rusa, Svetlana Feofanova (4,75). A partir de los Mundiales en sala de Budapest 2004, Isinbáyeva, que hoy se permitió el lujo de empezar a competir con el listón ya en 4,70, ha ganado los diez campeonatos en los que ha participado.
Después de dos años sin elevar un sólo centímetro su plusmarca, Isinbáyeva ha sumado tres récords esta temporada (5,03 en Roma, 5,04 en Montecarlo, 5,05 en Pekín) a una lista que alcanza ya los 24: catorce al aire libre y diez en pista cubierta. La estadounidense Jennifer Stuczynski, segunda en el ránking de todos los tiempos con sus 4,92 de junio pasado en Eugene, parecía constituir la única amenaza seria para Isinbáyeva, pero Svetlana Feofanova, subcampeona olímpica, terció en la contienda al superar los 4,75 en su mejor salto del año.
Isinbáyeva se fue quedando sin rivales a medida que se elevaba el listón. A partir de 4,80 nadie le discutió la victoria. Stuczynski había arrebatado por cinco centímetros la plata a Feofanova con 4,80 y ambas se dispusieron a contemplar el remate de Isinbáyeva, que pidió 4,95. Necesitó tres saltos para batir el récord olímpico, pero lo hizo. El récord mundial se le resistió hasta el tercer intento. La pertiguista de Volvogrado es la reina indiscutible del atletismo femenino. Desde la caída en desgracia de la estadounidense Marion Jones, condenada a seguir los Juegos desde la cárcel por perjurio, ninguna atleta puede compararse en carisma a la rusa, que ha amasado una fortuna (más de un millón de dólares) con los premios que le han reportado sus récords.
A partir de los Mundiales de París 2003, en los que sólo obtuvo la medalla de bronce, Isinbáyeva ha ganado todo lo que se ha propuesto: los Juegos de Atenas, tres mundiales en pista cubierta, dos al aire libre, un europeo en sala y otro al aire libre. Es la única mujer que ha roto la barrera de los cinco metros y ha sido dos veces atleta mundial del año. Bella, rica e imbatible. Isinbáyeva, de origen humilde (hija de un fontanero y una dependienta) es el icono deportivo de la nueva Rusia, aunque viva en Montecarlo para pagar menos impuestos. Sus inicios en la gimnasia, deporte que practicó hasta los 15 años, han sido muy útiles para brillar en una especialidad que exige acrobacias circenses. La gimnasia le dio fuerza y flexibilidad, dos cualidades básicas en una pertiguista.
Isinbáyeva compite con Maria Sharapova por el afecto del pueblo ruso, que se inclina por ella. A diferencia de la tenista, residente en los Estados Unidos desde pequeña, ha vivido en Rusia hasta hace muy poco. Sólo permanece en Montecarlo durante la temporada atlética veraniega. De su estancia en la capital monegasca le ha tomado inclinación a los coches de lujo porque, explica, le gusta la velocidad.
El ucraniano Sergey Bubka, cuya marca de 35 récords mundiales pretende superar, dijo una vez que empezaría a tomarse en serio la pértiga femenina cuando alguna mujer saltara cinco metros. Ysinbáyeva ya va por los 5,05.
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