El Deportivo, efectivo e inteligente
Penalti polémico y tercera derrota consecutiva de Osasuna en casa
Un pase largo, una internada del lateral en el ataque y un penalti más que dudoso. Y venderlo, a escondidas, como una victoria más en el final de la temporada, época de especial escasez y necesidades. El Deportivo de Lotina ganó así en Pamplona. Hizo lo que se preveía, con una defensa muy poblada y un centro del campo liviano y de tránsito. Y lo bordó pese a no contar casi ni con el balón ni con ocasiones. Osasuna, que sabía lo que le esperaba, se mostró incapaz de deshacerse de la mordaza deportivista. El cuadro de Ziganda remolonea en casa, donde acumula tres derrotas consecutivas, y vuelve a ver de cerca los puestos de descenso, subido a esa peligrosa montaña rusa en el que ha convertido su paso por la Liga.
Mientras tanto, Miguel Ángel Lotina ha conseguido sacar el máximo rendimiento a su equipo en la segunda vuelta, lo que le ha alzado a plazas de la Intertoto y a vislumbrar Europa cuando hace unos meses sólo veían el infierno de Segunda. Eso sí, el Deportivo no suele practicar buen fútbol. Ayer, por ejemplo, ni tan siquiera exhibió sus rápidas puntas para otra labor que la de desgaste de la defensa navarra, pero es efectivo e inteligente. No se aturulla ante las dificultades, como le ocurre a Osasuna. Los de Ziganda tiraron de faltas, saques de esquina y sus respectivos remates, como uno de Astudillo que Sergio despejó sobre la línea de gol, como casi único recurso ofensivo.
El dominio era de los locales, que ignoraban qué hacer con el cuero. Kike Sola, poco acompañado por Juanfran y Plasil, se perdió entre la media docena de piernas que trababa cualquiera de sus aproximaciones. La cimentación atrás fue haciendo crecer al Deportivo, que tras superar una primera mitad de ciertos agobios, pasó a intentar mantener el empate, aguantó los tímidos embates de Vela, un remate al palo de Astudillo y un mano a mano de Dady contra Aouate sin demasiada chispa. Pero Osasuna siempre se derrumba en esos partidos inciertos que parecen dominados y acaban siendo fatídicos para sus intereses. Filipe lo hizo evidente con una cabalgada que Cruchaga, en opinión de Ramírez Domínguez, paró en penalti. Sergio lo transformó tras una paradinha. Antes del desastre, Ziganda había intentado llevar dinamita a su equipo con Héctor Font y Dady, pero la idea no funcionó y Osasuna acabó desmontado por su propia impotencia y sumido en las ya casi eternas dudas sobre su permanencia.
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