El Saratoga tenía habitaciones para esconder a las mujeres de la policía
Una testigo vio entrar a las prostitutas para eludir a la Inspección de Trabajo
El burdel Saratoga de Castelldefels (Barcelona), que está clausurado por orden judicial, disponía de habitaciones en las que se escondían las prostitutas cuando se realizaban redadas policiales o acudía la inspección de trabajo. El fiscal Fernando Bermejo se refiere a esta situación en un escrito dirigido a la juez del caso a partir de la declaración que prestó una empleada de limpieza del burdel en el Juzgado de Instrucción 33 de Barcelona.
La testigo explicó que presenció que las prostitutas eran conducidas a esas habitaciones con motivo de dos controles realizados por la inspección de trabajo en el local y que de esa manera quedaron a salvo de ser descubiertas, pues las puertas no se podían abrir desde el exterior. La testigo, que según el fiscal fue amenazada de muerte si seguía declarando en contra de los propietarios del local, también relató que éstos le dijeron que "se enteraban de las inspecciones porque tenían relación con policías corruptos". De los 19 imputados en el caso sólo uno permanece en prisión: el inspector del Cuerpo Nacional de Policía José Javier Martín Pujal.
La actividad diaria de los locales quedaba reflejada en unas libretas
Los Mossos d'Esquadra registraron el Saratoga y el Riviera en los días previos a la clausura de ambos locales acordada por la juez el pasado 6 de marzo y prorrogado anteayer durante seis meses más. En ese registro se encontraron 52 mujeres en el Saratoga y 154 en el Riviera, aunque en realidad la cifra de prostitutas empleadas era superior. Según la testigo, sólo el burdel Saratoga empleaba a 80 mujeres. Prácticamente todas ellas estaban en situación irregular y al menos una docena eran menores de edad. La fiscalía relata en su escrito que las mujeres eran tratadas "como verdaderos animales de carga atentando contra los más elementales principios de la dignidad humana" y que un médico les suministraba hormonas y vitaminas "para que trabajen más y mejor". El control de los propietarios sobre ellas era tal que en un correo electrónico éstos piden disculpas a unos clientes por "la mala actuación de las mujeres".
Varias prostitutas han declarado que trabajaban de las 17 horas hasta las cuatro de la madrugada. En los registros del Riviera se descubrieron dos libretas con el balance diario del negocio, en los que aparecen desglosada la recaudación, el número de clientes, el dinero ingresado por copas, las mujeres que trabajan cada día y otros conceptos.
Tras el cierre de ambos locales, el pasado mes de marzo, las mujeres fueron a vivir en apartamentos de alquiler cercanos y la espera de su reapertura que, como mínimo, no se producirá hasta dentro de seis meses.
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