La resurrección de Iruña-Veleia
El yacimiento romano alavés se recupera con un nuevo plan director cerca de un año después de que se desvelase el fraude de las inscripciones
El yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, el principal enclave romano en el País Vasco, comienza a recuperarse del escándalo de los denominados "hallazgos excepcionales" que resultaron ser burdas falsificaciones e inicia una nueva etapa. Bajo la supervisión del Departamento de Arqueología de la UPV y con la colaboración de otros equipos, entre ellos el que dirige la excavación de Ampuries (Girona), la Diputación de Álava impulsa un nuevo plan director que pretende recuperar el prestigio del enclave.
Con un presupuesto inicial de 100.000 euros, el plan director de Iruña -Veleia invertirá en los primeros estudios de conservación y restauración el 50 % de esa partida, mientras que el resto estará destinado al análisis arqueológico (el 25%), la restauración medioambiental y la difusión didáctica. La Diputación, propietaria del yacimiento, tiene previsto acondicionarlo, desde el trabajo de campo básico a la divulgación científica para equiparar Iruña-Veleia a las investigaciones arqueológicas de referencia y evitar más fraudes.
La Diputación de Álava ha destinado al proyecto 100.000 euros
Iruña-Veleia es el único enclave arqueológico de su categoría cuyo estudio no estaba supervisado por un equipo científico vinculado al ámbito académico. La Diputación se había desentendido del enclave y había cedido su explotación a una empresa privada, Lurmen, dirigida por los licenciados en Arqueología Eliseo Gil e Idoia Filloy. Fueron ellos mismos quienes presentaron al público en 2006, sin cotejo científico, los denominados "hallazgos excepcionales", un conjunto de inscripciones, fechadas entre los siglos III y V, que revolucionaban la historia del latín, el euskera y la religión cristiana.
Aquellos "hallazgos excepcionales" resultaron falsos, con la consiguiente polémica, y el asunto terminó en los tribunales con sendas querellas contra Gil y Filloy por estafa, por parte de las sociedades públicas Euskotren y Eusko Trenbide Sarea, que financiaban el proyecto, y una tercera por atentado contra el patrimonio público, contra Gil y otro arqueólogo, por parte de la Diputación de Álava. Ésta última es la que cuante con mayores posibilidades de salir adelante ante el archivo de una de las otras. Cada vez está más claro que existió manipulación de materiales originales sobre los que se realizaron inscripciones que resultaban sorprendentes en el campo de la iconografía, la epigrafía o las filologías vasca, latina, hispánica y griega.
Así y todo, todavía hay quien sostiene la autenticidad de los hallazgos. La semana pasada, se presentó en Vitoria la plataforma SOS-Veleia, vinculada al sector más místico de la izquierda abertzale, que pide nuevos informes científicos, pone en duda la intervención de la Universidad del País Vasco en la excavación, y ve la sombra de una conspiración contra los descubridores de los hallazgos.
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