Chávez pide a España que represente los intereses de Venezuela en Israel
El líder bolivariano llama a los autores del atentado de Burgos a dejar la violencia
En un salón del palacio presidencial de Miraflores, presidido por un retrato del libertador Simón Bolívar, el comandante Hugo Chávez y el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, presidieron la firma de contratos con algunas de las grandes compañías españolas del sector de la energía y la electricidad, Repsol-YPF y el consorcio formado por Iberdrola y Elecnor. Además, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, y Moratinos suscribieron un acuerdo para crear una comisión mixta que revise los expedientes de los casi 200 españoles que han sido objeto de ocupaciones o expropiaciones de fincas.
Una nutrida delegación empresarial española y una amplia representación del régimen chavista, incluida una docena de ministros, presenció el solemne acto, en el que Chávez estuvo casi una hora hablando, aunque prometió ser "relativamente breve", dialogando a veces con el auditorio, que le interrumpía con ovaciones.
Lamentó que Venezuela "se haya convertido en un asunto de política interna española", lo que atribuyó a "algunos sectores" a los que dijo no entender. Envió un saludo "a nuestro amigo el Rey" y aseguró que está siempre "esperando a que nos visite", tanto don Juan Carlos como Zapatero, de quien elogió su firmeza ante el golpe de Honduras. Al final de su intervención, condenó el último atentado de ETA y, aunque dijo no tener datos para identificar a sus autores, hizo un llamamiento "a quienes hayan ejecutado este acto a que dejen las bombas, los fusiles y la violencia". Un gesto que tiene especial valor en un régimen que ha coqueteado con los movimientos armados. Él mismo aseguró guardar todavía en el armario "mi uniforme de campaña y mi fusil. ¿Qué quieren? ¿Que salgan de nuevo las columnas guerrilleras?", dijo, tras defender los cambios pacíficos en América Latina.
Pero la mayor muestra de confianza entre los dos países es la petición que Chávez hizo a Moratinos, según ha podido saber EL PAÍS de fuentes diplomáticas: que España represente los intereses de Venezuela en Israel, con el que rompió relaciones a raíz de los bombardeos de Gaza, en enero pasado. Será una tarea delicada, ya que el jefe de la diplomacia israelí, el ultraderechista Avigdor Lieberman, ha acusado a Venezuela de acoger a militantes del grupo chií Hezbolá, considerado terrorista.
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