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Análisis:Primer asesinato de ETA con el 'lehendakari' López
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Nadie puede llamarse a engaño

Luis R. Aizpeolea

El pasado mayo, la banda terrorista ETA informó, en una entrevista en el diario Gara, de que tras las elecciones vascas, al hilo del debate en la izquierda abertzale, había abierto su propio debate sobre su estrategia político-militar, cuyo resultado se conocería antes del verano. El resultado del debate lo conocimos ayer, justo dos días antes del comienzo oficial del verano, con la rúbrica sangrienta del asesinato del inspector del Cuerpo Nacional de Policía, Eduardo Antonio Puelles.

Nadie puede sentirse engañado porque ETA haya vuelto a asesinar seis meses después de haber matado al empresario Ignacio Uria en Azpeitia (Guipúzcoa), en diciembre. El Centro de Diálogo Humanitario Henri Dunant, organismo mediador del proceso de final dialogado del terrorismo de hace tres años, había advertido hace tan sólo unos días, y EL PAÍS lo publicó el pasado domingo, que ETA estaba en posiciones de "extrema dureza".

El Centro Henri Dunant advirtió de que ETA estaba en posiciones de "extrema dureza"
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Los de Henri Dunant conocían de primera mano la situación en ETA, porque enviados de la izquierda abertzale se la habían comunicado en un contacto celebrado semanas atrás. Así supieron que en el debate anunciado por ETA no se planteaba el abandono del terrorismo, como le exige el Gobierno de Zapatero, sino la estrategia más adecuada para aparecer fuerte ante una futura negociación. Fue esta información la que levantó la alarma en Henri Dunant, porque temía que ETA regresara a su delirio histórico de "pegar duro para negociar con fuerza", como ha sucedido.

La criminal decisión de ETA deja, una vez más, en situación desairada a la izquierda abertzale que abogaba ante la banda para que declarase una tregua a fin de que pudiera presentar, distendidamente, su alternativa, el "polo soberanista", en el otoño. ETA ha querido dejar clara, una vez más, su autoridad ante su brazo político. Y no puede descartarse que, en su delirio, declare en meses una tregua-trampa para reclamar una negociación abocada al fracaso al carecer de credibilidad y tras anunciar el Gobierno, reiteradamente, que de ETA sólo espera la declaración de cese definitivo.

Una vez más la izquierda abertzale ha dado la callada por respuesta ante su desautorización en toda regla por parte de ETA, que no se resigna a que la gente de Arnaldo Otegi se salga de su tutela.

Lo que sí ha sido buena noticia ha sido el discurso del nuevo lehendakari, el socialista Patxi López, que ha marcado el cambio en Euskadi. Nunca un lehendakari había calificado como "uno de los nuestros" a un policía nacional. También ha sido llamativo el nuevo papel de EITB (la radiotelevisión vasca), que dedicó la tarde de ayer a seguir detalladamente el atentado, y muy importante el llamamiento a la movilización para hoy en Bilbao de Patxi López.

Con ese llamamiento, el nuevo lehendakari trata de recuperar la movilización social contra ETA de la etapa del Pacto de Ajuria Enea. Esa etapa la rompió la nefasta década de Juan José Ibarretxe como lehendakari (1999-2009), cuando con su política soberanista, de aproximación a la izquierda abertzale, liquidó la movilización contra ETA y sus apoyos políticos cuando estaba en lo más alto, con las manifestaciones, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco en Ermua en 1997.

El final del terrorismo etarra será el resultado de una larga marcha en la que ya se han dado muchos pasos. Hoy en día se dan las mejores condiciones para que no se prolongue por mucho tiempo. ETA está muy acosada y débil operativa, política y socialmente. Tiene enfrente a unos partidos democráticos que han recuperado su unidad y a un Gobierno vasco dispuesto, como nunca, a liderar la lucha contra el terrorismo. La desgracia es que matar es fácil. Sólo basta con que un par de desalmados estén dispuestos a ello.

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